La prestidigitación de la crisis

Ayer, el café del desayuno supo más amargo si cabe de lo que suele saber últimamente. Lo peor de todo es que probamos la taza a sabiendas de que así sería. Amanecíamos con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE), arrojando cifras nada esperanzadoras: 2008 cerró con algo más de 3,2 millones de parados (ese 'algo más', como dicen algunos, son 7.000 parados), lo que nos sitúa con una tasa de desempleo del 13,91%. En el caso concreto de Madrid, la tasa se fijó al cierre del año en el 10,15%.

Por si eso no fuera poco, la Comisión Europea hacía público un informe en el que España, de nuevo, está a la cola de Europa en materia de I+D+i, mientras que el Círculo de Empresarios alarma de que también nos encontramos en el último vagon de la emprendiduría.
Charlando de estos y otros temas con Salvador Santos Campano, presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, terminé por pensar ayer que la solución para salir de la crisis será obra de un auténtico prestidigitador de la macro y la microeconomía. No me cabe en la cabeza que sea de otro modo...

Todo se 'reduce' -qué mal aplicada esta palabra en este caso concreto- a una cuestión de confianza. Tal y como me explicaba Santos Campano, "en un primer momento, la crisis se gestó en un escenario financiero con un claro germen en el sector de la construcción, pero luego se ha ido extendiendo al propio consumo". En realidad y simplificando un tanto la problemática, no es tanta la falta de liquidez de las familias, sino que habiendo dinero, lo que no hay es confianza para gastarlo, teniendo muy presente la amenaza del paro. ¿Cómo solucionar esto cuando el INE publica datos tan negativos como los de ayer? Complicado.

Al mismo tiempo, el Ejecutivo reclama a los empresarios que utilicen el despido como última herramienta para la supervivencia. ¿Cómo hacer eso cuando el dinero que inyectó el Estado en la Banca no está llegando en forma de créditos a las empresas? Complicado.

En este punto, los bancos alegan que si el grifo de los créditos se ha cerrado, no es porque ellos los deniegue, sino porque éstos no son ni siquiera solicitados por parte de las empresas. ¿Realmente está sucediendo esto? Y si es cierto, ¿por qué se inyectó este capital cuando en realidad no era necesario y los dividendos de muchas de las entidades financieras siguen dando vértigo? Es posible que esa inyección hubiera que haberla aplicado de otro modo...

2009, lógicamente, no será un año fácil, si bien la aparición en escena de ese prestidigitador financiero no resulta tan descabellada, quizás, en forma de un nuevo Plan de Acción, que realmente sea efectivo. El tiempo lo dirá.
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2 comentarios

  1. Efectivamente los datos son desalentadores. Sin embargo, no es más esperanzadora la idea que ronda los discursos políticos de que la crisis es ante todo subjetiva y producida más por la desconfianza ante la incertidumbre que por la coyuntura económica.
    Día a día somos testigos de una caída de dominó que claro que siembra la desconfianza pero también deja al descubierto la vileza y los defectos de un sistema en el que antes, si nos iba mal, pensábamos que éramos la excepción de una sociedad y ahora, tras el varapalo internacional no sólo nos sentimos afortunamos si nos va bien, sino que la gran mayoría se agarra a lo que tiene con la plegaria de “virgencita, que me quede como estoy”.

    Porque ¿acaso la subjetividad de la crisis no tiene un coste inmediato? O lo que es peor, ¿no es verdad que la desconfianza se perdona pero nunca se olvida? En fin, creo que a partir de ahora la realidad desplazará su foco. Lo que antes era optimismo ahora será duda. Lo realista será dudoso y lo pesimista será indudable.

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  2. Buena reflexión. Y hechos como la noticia que acaba de saltar con la ausencia del presidente de Barclays y director de su departamento de banca de inversión Bob Diamond al Foro Económico de Davos tampoco ayudan, aunque esto no siempre trascienda hasta el ciudadano de a pie.

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