Rutina miserable vs miseria rutinaria
El diario El País publica hoy, bajo el título "La cruda vuelta a la realidad de los niños de 'Slumdog millionaire", cómo los protagonistas de la revelación de la pasada edición de los Oscars han vuelto a su miseria rutinaria -esa expresión ni siquiera debería existir-. Así es, mientras en Occidente muchos lamentamos nuestra miserable rutina desde el cómodo sofá, en otros rincones del mundo padecen una miseria rutinaria que los devora por dentro poco a poco.
El artículo de El País explica el paréntesis que ha supuesto la vorágine de los Oscar para los niños protagonistas del filme. Recomiendo encarecidamente la lectura del reportaje porque le pone a uno con los pies en el suelo de un batacazo, porque la realidad siempre supera a la ficción. A pesar de que trabajarán en una segunda película, sus vidas no habrán cambiado demasiado: las promesas del Gobierno indio de sacarles de las chabolas con casa nuevas han caído en saco roto; corren el riesgo de quedar sin hogar por encontrarse en un asentamiento ilegal; incluso, el padre de uno de ellos, alcohólico y enfermo de tuberculosis, propinó una paliza a su hijo delante de los periodistas, a la puerta de la chabola.
Mientras, desde Gran Bretaña se ha producido lo que la ONG ActionAid ha comenzado a denominar "el efecto Slumdog": el incremento de apadrinamiento de niños pobres de India -se ha llegado a triplicar el número-, posiblemente para lavar conciencias.
¿Qué está pasando en India? Estamos hablando de una de las mayores economías emergentes del mundo, sobre todo desde 2003. Antes de la llegada de la crisis, la tasa de crecimiento anual medio del PIB rondaba el 8,1%. Se trataba del mayor crecimiento del mundo por detrás de China. Como termina por suceder en las economías más avanzadas, Servicios acaparaba la mayor parte del PIB -prácticamente la mitad-, seguido de Industria con un 27%. El boom de sus Servicios vino dado fundamentalmente por el incremento de las exportaciones en este área, con crecimientos que pasaron de los 16.300 millones a 52.000 millones de dólares. Sólo en Tecnologías de la Información se pasó de 6.300 millones a 20.000 millones de dólares de facturación. ¿Por qué? Porque EEUU y Europa decidieron explotar los cerebros baratos -la mano de obra barata ya la tenían subcontratada en China.
En cualquier caso, la economía india ha vivido en los últimos años un florecimiento que no ha sabido extrapolar al conjunto de su sociedad, donde los focos de pobreza, lejos de extinguirse, se han acentuado. La pésima política de inversiones en infraestructuras ha tenido buena culpa de ello. La situación es lamentable, con tasas de pobreza disparadas, una tasa de mortalidad infantil superior al 63x1.000 (15 veces mayor que la de España), graves casos de aborto selectivo por razones de género y anemia en tres cuartas partes de los niños.
¿Cómo es posible que cuánta más riqueza existe en un país, cuando más motivos hay para que el conjunto de los habitantes viva en mejores condiciones, se produzca el efecto contrario? Ahora, cierren los ojos y piensen eso mismo en el resto del mundo. Hete aquí la crisis de la que nunca se habla y que afecta a mucha más población que la provocada por las hipotecas suprime.
El artículo de El País explica el paréntesis que ha supuesto la vorágine de los Oscar para los niños protagonistas del filme. Recomiendo encarecidamente la lectura del reportaje porque le pone a uno con los pies en el suelo de un batacazo, porque la realidad siempre supera a la ficción. A pesar de que trabajarán en una segunda película, sus vidas no habrán cambiado demasiado: las promesas del Gobierno indio de sacarles de las chabolas con casa nuevas han caído en saco roto; corren el riesgo de quedar sin hogar por encontrarse en un asentamiento ilegal; incluso, el padre de uno de ellos, alcohólico y enfermo de tuberculosis, propinó una paliza a su hijo delante de los periodistas, a la puerta de la chabola.
Mientras, desde Gran Bretaña se ha producido lo que la ONG ActionAid ha comenzado a denominar "el efecto Slumdog": el incremento de apadrinamiento de niños pobres de India -se ha llegado a triplicar el número-, posiblemente para lavar conciencias.
¿Qué está pasando en India? Estamos hablando de una de las mayores economías emergentes del mundo, sobre todo desde 2003. Antes de la llegada de la crisis, la tasa de crecimiento anual medio del PIB rondaba el 8,1%. Se trataba del mayor crecimiento del mundo por detrás de China. Como termina por suceder en las economías más avanzadas, Servicios acaparaba la mayor parte del PIB -prácticamente la mitad-, seguido de Industria con un 27%. El boom de sus Servicios vino dado fundamentalmente por el incremento de las exportaciones en este área, con crecimientos que pasaron de los 16.300 millones a 52.000 millones de dólares. Sólo en Tecnologías de la Información se pasó de 6.300 millones a 20.000 millones de dólares de facturación. ¿Por qué? Porque EEUU y Europa decidieron explotar los cerebros baratos -la mano de obra barata ya la tenían subcontratada en China.
En cualquier caso, la economía india ha vivido en los últimos años un florecimiento que no ha sabido extrapolar al conjunto de su sociedad, donde los focos de pobreza, lejos de extinguirse, se han acentuado. La pésima política de inversiones en infraestructuras ha tenido buena culpa de ello. La situación es lamentable, con tasas de pobreza disparadas, una tasa de mortalidad infantil superior al 63x1.000 (15 veces mayor que la de España), graves casos de aborto selectivo por razones de género y anemia en tres cuartas partes de los niños.
¿Cómo es posible que cuánta más riqueza existe en un país, cuando más motivos hay para que el conjunto de los habitantes viva en mejores condiciones, se produzca el efecto contrario? Ahora, cierren los ojos y piensen eso mismo en el resto del mundo. Hete aquí la crisis de la que nunca se habla y que afecta a mucha más población que la provocada por las hipotecas suprime.
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