Descuidos imperdonables
Esta mañana el café ha sabido más amargo de lo normal. Una madre de Vizcaya ha sido la encargada de servírmelo así, con la noticia de su olvido. ¿Qué olvidó? Nada menos que a su hijo de 3 años. ¿Se imaginan yendo con su hijo en el coche, aparcar y marcharse dejándole sentado en la silla? Pues, al parecer, eso fue lo que sucedió y, para cuando quiso darse cuenta, el pequeño había fallecido de un golpe de calor.
La madre está en libertad con cargos a la espera de que sea requerida por la autoridad judicial por un presunto delito de homicidio imprudente. No sé, por mucho que me expliquen, que intenten convencerme de que esas cosas pasan, no me lo puedo creer.
Hace justo un año, otro padre hizo lo mismo en Sevilla con su hijo de 23 meses. Aquella vez no fue un descuido. El padre dejó al niño para hacer unas gestiones, que se alargaron más de la cuenta -de minutos a varias horas- y el pequeño, teniendo en cuenta que ya era cerca del mediodía -¡¡en Sevilla en julio, con días previos superando los 40 grados!!- no aguantó el calor. Tres días en coma estuvo el niño antes de morir.
Lo siento, pero yo al menos no puedo justificar esos descuidos, porque imagino que cuando tienes un hijo -y además, es tan pequeño-, éste es lo más importante en tu vida. Debe estar por encima de todo y requiere toda tu atención. No puede ser de otro modo. Ser buen padre no consiste en ser 'amigo' de tu hijo en los buenos momentos, no basta con educar, no es suficiente con dar de comer. Ser padre -o madre, se entiende, no polemicemos- significa que las 24 horas del día, de un modo u otro, tu hijo está presente en tu mente. Y creo que no fue el caso en ninguna de las muertes.
Puede que no sea justo que yo juzgue la conducta de estos padres, sentado en la silla del ordenador, pero, ¿acaso fue justo para los niños que sus padres les olvidaran?
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