La hipocresía de la RSC
En la última década se han extendido las políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las empresas, sobre todo en las grandes multinacionales. Se abrió camino desde EEUU, cuyas multinacionales desplegaban sus nuevas políticas de 'lavado de imagen' a sus subsidiarias; ahora, hasta las pymes anuncian a bombo y platillo que plantan arbolitos o que destinan parte de su facturación al reciclaje.
Sin embargo y aunque todas estas acciones sean positivas, muchas veces su motivación es ruín, no es más que una operación de maquillaje perfectamente orquestada. Un buen ejemplo de ello es lo que sucede en relación a la extracción de minerales en África Central. Ya en la década de los años 70, el visionario Henry Kissinger, secretario de Estado en la Administración Nixon, identificó en el denominado 'Informe Kissinger' el crecimiento de la población en los países del tercer mundo como “un asunto de máxima importancia", autodefiniéndose como "un extenso análisis de la situación demográfica mundial y soluciones para la estabilidad de los intereses de Estados Unidos relacionados con los recursos naturales que alimentaban las industrias norteamericanas". Y no se equivocaba.
En la edición de Público de hoy abordo el tema en profundidad, tocando de pleno la problemática del coltán desde una óptica meramente técnológica y medio ambiental, dos puntos de vista que no se han tocado demasiado, lógicamente eclipsado por haber analizado cómo este mineral ha sido el origen de la mayor parte de las guerras del continente, que las multinacionales han tratado de vender como étnicas.
Pues bien, en este entramando, los principales fabricantes de electrónica, cuyos productos albergan en sus entrañas coltán, se han apresurado a incluir en su RSC, en el apartado medio ambiental, una declaración de exigencia a sus proveedores de que el coltán que les proveen no procede de conflictos bélicos. ¿Y cómo se lo exigen? ¿Cómo se certifica que no procede de las minas del Congo en donde las fuerzas armadas explotan a los niños, provocando que por cada kilo de coltán posiblemente hayan fallecido dos niños? ¿Cómo se sabe que, aunque el coltán se compre en Brasil, no se extrajo en realmente del Congo? Hoy por hoy es imposible, pero a las compañías parece serles suficiente con esa declaración.
Incluso, en algunos casos sus códigos éticos dejan mucho que desear, puesto que se limitan a exigir a los proveedores que cumplan con la legislación local; pero, ¿y si esa legislación local pisotea los derechos humanos, como es el caso de China? ¿Qué sucede?
¿De qué nos sirve que se planten árboles en Occidente si en los países del Tercer Mundo o en vías de desarrollo estamos masacrando sus recursos, sus gentes? Qué triste cuando uno lee las políticas de RSC de las farmacéuticas y luego ve cómo, en lugar de investigar conjuntamente en busca de la vacuna frente a la Gripe A, están luchando por ser las primeras para hacerse con el botín de los 6.000 millones de dosis necesarios... Y mientras muriendo personas. ¿qué tipo de RSC es esa?
Puro maquillaje, que hace bien, pero que no profundiza... y cuando uno desmaquilla, se lleva grandes sorpresas.
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