Pasión y odio por el lobo
Ayer colgaba un vídeo del lobo ibérico en la Sierra de la Culebra como adelanto a lo que vendría hoy y que pueden leer en Público: la puesta en marcha del Refugio del Lobo en Zamora. La reserva de la Culebra se presta a las observaciones de lobos, a pesar de que éstos son animales crepusculares y nocturnos y evitan las interacciones con los humanos. Y esto es así gracias a la existencia de cebaderos con carroña de equinos que los forestales dejan para paliar los daños al ganado o las amplias zonas de pastizales con vegetación baja, dan la oportunidad de contemplar a este cánido.
Con una vigencia indefinida -revisiones cada 10 años- y una dotación de unos 5,7 millones de euros en sus primeros 10 años de vigencia, el plan es objeto de las mayores críticas por el establecimiento de los cupos de caza. La Junta de Castilla y León considera que el aprovechamiento cinegético, esto es, la caza en época hábil, es el método prioritario para el control y prevención de los daños a la ganadería. Por su parte, Fernando Jubete, secretario adjunto de ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo ibérico), apoya la necesidad de ejercer controles poblacionales del lobo, si bien considera que éste “debería ser realizado por agentes especializados, no por cazadores que muchas veces ignoran si están disparando a una hembra, por ejemplo”.
Uno de los criterios para la asignación de los cupos de caza por provincia viene dado por los daños que se hayan producido en el coto de caza y de forma proporcional a la superficie aportada por el terreno cinegético a la comarca. En este sentido, el número de siniestros denunciados por ataques al ganado en la Comunidad en 2008 asciende a 668. El 15% fue causado por perros, si bien en provincias como Salamanca y Soria se alcanza el 25 y 50%, respectivamente. La comarca de Ledesma registró prácticamente la mitad de los ataques sufridos al ganado en la provincia (131), con un total de 750 cabezas afectadas de ganado ovino y vacuno.
Por otro lado, Jubete sostiene que los censos poblaciones en los que se apoyan estos cupos “son cuando menos cuestionables, sin rigor científico, puesto que los últimos cupos se publicaron en mayo”, algo incomprensible a su parecer puesto que los partos se producen a finales de ese mes o a principios de junio y no es posible preveer el número de nuevas camadas. El secretario adjunto considera que estos censos “carecen de criterios técnicos ni metodología de trabajo y cuando hemos requerido a la Junta los informes completos nos han sido negados”. El gobierno regional, por su parte, indica en su plan que los seguimientos para la elaboración de los cupos se realizan a través de los Servicios Territoriales, así como con la información procedente de reclamaciones de daños y avistamientos declarados.
Mientras, Jubete se lamenta también de las “repoblaciones ilegales de liebres que se están realizando en muchos cotos, en donde hacen uso de cebos envenenados, afectando no sólo al lobo, sino también a un buen número de rapaces”.
No obstante, este turismo habría de estar ordenado, apuntan los expertos, evitando visitas en determinados momentos del ciclo vital como los partos o las primeras edades de los cachorros, favoreciendo la reducción del estrés en las manadas y alteraciones del hábitat que podría llevar, incluso, a generar cambios en la ubicación de las áreas más sensibles como las parideras o los lugares de reunión.
Pero a estas buenas noticias se suman otras no tan buenas, como son los polémicos cupos de caza. La Junta de Castilla y León puso en marcha en abril de 2008 el Plan de Conservación y Gestión del Lobo en Castilla y León. A través de este plan, el gobierno regional pretende compatibilizar la presencia de la especie con la ganadería extensiva – unas 22.000 explotaciones de ganado extensivo que reúnen algo más de 3,2 millones de cabezas-, su aprovechamiento tanto desde el punto de vista cinegético como turístico, así como el estudio, seguimiento y divulgación de todo lo relacionado con su gestión y conservación. Especialmente sensibles son algunas zonas recolonizadas por el lobo, en las que no estaba presente desde hace décadas por lo que las explotaciones ganaderas no cuentan con los mecanismos de defensa necesarios frente a sus ataques.
Con una vigencia indefinida -revisiones cada 10 años- y una dotación de unos 5,7 millones de euros en sus primeros 10 años de vigencia, el plan es objeto de las mayores críticas por el establecimiento de los cupos de caza. La Junta de Castilla y León considera que el aprovechamiento cinegético, esto es, la caza en época hábil, es el método prioritario para el control y prevención de los daños a la ganadería. Por su parte, Fernando Jubete, secretario adjunto de ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo ibérico), apoya la necesidad de ejercer controles poblacionales del lobo, si bien considera que éste “debería ser realizado por agentes especializados, no por cazadores que muchas veces ignoran si están disparando a una hembra, por ejemplo”.
Uno de los criterios para la asignación de los cupos de caza por provincia viene dado por los daños que se hayan producido en el coto de caza y de forma proporcional a la superficie aportada por el terreno cinegético a la comarca. En este sentido, el número de siniestros denunciados por ataques al ganado en la Comunidad en 2008 asciende a 668. El 15% fue causado por perros, si bien en provincias como Salamanca y Soria se alcanza el 25 y 50%, respectivamente. La comarca de Ledesma registró prácticamente la mitad de los ataques sufridos al ganado en la provincia (131), con un total de 750 cabezas afectadas de ganado ovino y vacuno.
Por otro lado, Jubete sostiene que los censos poblaciones en los que se apoyan estos cupos “son cuando menos cuestionables, sin rigor científico, puesto que los últimos cupos se publicaron en mayo”, algo incomprensible a su parecer puesto que los partos se producen a finales de ese mes o a principios de junio y no es posible preveer el número de nuevas camadas. El secretario adjunto considera que estos censos “carecen de criterios técnicos ni metodología de trabajo y cuando hemos requerido a la Junta los informes completos nos han sido negados”. El gobierno regional, por su parte, indica en su plan que los seguimientos para la elaboración de los cupos se realizan a través de los Servicios Territoriales, así como con la información procedente de reclamaciones de daños y avistamientos declarados.
Mientras, Jubete se lamenta también de las “repoblaciones ilegales de liebres que se están realizando en muchos cotos, en donde hacen uso de cebos envenenados, afectando no sólo al lobo, sino también a un buen número de rapaces”.
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