Viudas malditas
En la edición de Público de hoy sábado, Elisa Reche firma una artículo sobre las viudas en India que pone los pelos de punta. ¿Sabían que ser viuda en aquel país se convierte en una maldición? ¿Sabían que la pensión que reciben es, en muchos casos, menos de 60 euros al año, con lo que no tienen ni siquiera para incinerarse y tirar sus cenizas al río cuando mueran?
Antes era, incluso, peor porque la práctica habitual era matarlas quemándolas vivas con sus maridos. La mujer, cuando fallece su marido, pasa a ser responsabilidad de los parientes políticos que, por lo general, no quieren cargar con su sustento. Volver a la familia de sangre para la mujer, esto es, sus padres, sus hermanos, es prácticamente imposible, dado que al casarse se rompen los lazos casi por completo. A ello se suma el hecho de que la fe hindú tiene prohibido que las viudas vuelvan a casarse.
Ahora, cuando una mujer enviuda, es obligada a vestir el sari blanco, a cortarse el pelo y a no llevar ningún adorno. Sufren un ostracismo social que les prohibe acercarse a cualquier festejo público, incluidas las bodas.
Especialmente recomendable es la película 'Agua', de la cineasta india Deepa Mehta, donde se reflejan estos aspectos culturales/religiosos/sociales que chocan -o deberían chocar- tan frontalmente con nuestra cultura.
Un paradoja más de un país al que se le adjudica el papel de 'economía emergente' y hacia la que Occidente consiente ciertas violaciones de los derechos humanos mientras siga proporcionando horas de programación y desarrollo de software por dos euros, dispositivos de electrónica a precios de risa o vehículos por menos de 1.500 euros de precio final. Una pena.
Antes era, incluso, peor porque la práctica habitual era matarlas quemándolas vivas con sus maridos. La mujer, cuando fallece su marido, pasa a ser responsabilidad de los parientes políticos que, por lo general, no quieren cargar con su sustento. Volver a la familia de sangre para la mujer, esto es, sus padres, sus hermanos, es prácticamente imposible, dado que al casarse se rompen los lazos casi por completo. A ello se suma el hecho de que la fe hindú tiene prohibido que las viudas vuelvan a casarse.
Ahora, cuando una mujer enviuda, es obligada a vestir el sari blanco, a cortarse el pelo y a no llevar ningún adorno. Sufren un ostracismo social que les prohibe acercarse a cualquier festejo público, incluidas las bodas.
Especialmente recomendable es la película 'Agua', de la cineasta india Deepa Mehta, donde se reflejan estos aspectos culturales/religiosos/sociales que chocan -o deberían chocar- tan frontalmente con nuestra cultura.
Un paradoja más de un país al que se le adjudica el papel de 'economía emergente' y hacia la que Occidente consiente ciertas violaciones de los derechos humanos mientras siga proporcionando horas de programación y desarrollo de software por dos euros, dispositivos de electrónica a precios de risa o vehículos por menos de 1.500 euros de precio final. Una pena.
Sin comentarios