A vueltas con las pensiones
Un año más, el gobierno de turno anda a vueltas con las pensiones. Ayer, durante su paso por León, Rodríguez Zapatero anunció una inminente subida de pensiones, lo que a buen seguro fue muy bien recibido por este colectivo… a fin de cuentas, todo lo que sea mejorar siempre es muy bien recibido. Sin embargo, si uno se para a pensarlo y teniendo en cuenta la subida que ya disfrutaron a principios de año, los jubilados no sólo están ganando poder adquisitivo en tiempos de crisis sino que, además, se trata probablemente del colectivo más protegido ante la recesión económica –aunque siguen siendo muy mejorables algunas de las pensiones, como la de viudedad, especialmente para mujeres.
No critico aquí esta subida sino, quizás, el momento en el que se ha realizado teniendo en cuentan todos los frentes abiertos. Ni siquiera el PP la critica; cómo hacerlo con la cantidad de votantes con los que cuentan entre los jubilados, que les llenan los autobuses que fletan para sus mítines. Lo que sí critica la oposición, es dónde se va a sacar el dinero para la subida, dirigiendo las miradas hacia una más que probable subida de impuestos.
El PP ha puesto en marcha una campaña de publicidad -¿o debería decir propaganda?- contra la gestión económica del gobierno, al que acusa de irresponsabilidad en su gestión y una falta de austeridad. Según el portavoz del PP, Esteban Pons, “el gobierno ha de reducir el gasto y, sobre todo, transmitir una política de austeridad”. Pons sostiene que “si se suben los impuestos, es porque no se ha llevado a cabo una correcta política económica y nosotros no queremos que Zapatero engañe a los jubilados como en agosto engañó a los parados”.
La gran pregunta aquí es, ¿qué haría la oposición si gobernara? Nadie lo sabe, a veces hasta uno piensa que ni siquiera ellos lo saben. Y no creo que sea un problema del PP, sino que se trata de un mal endémico de la política española, que también ha padecido en numerosísimas ocasiones el PSOE: se trata de criticar cualquier acción o iniciativa que arranque el gobierno de turno sin proponer alternativa concreta alguna.
Rajoy nos ilustraba perfectamente este mal el pasado domingo en ABC, durante la entrevista que le hacía el diario, junto a La Razón, más afín al Partido Popular. Ante la pregunta por propuestas específicas para salir de la crisis, la única respuesta que se le ocurrió al número uno del PP fue “generar confianza”… y se quedó tan ancho. Pues a mi, personalmente, esa respuesta me genera todo lo contrario.
Veremos cómo termina esto, porque la luz al final del túnel comienza a vislumbrarse, pero la salida de la crisis no se va a producir en todos los países de la Unión Europea (UE) a la misma velocidad. Ojalá que España acelere, pero no a cualquier precio.
No critico aquí esta subida sino, quizás, el momento en el que se ha realizado teniendo en cuentan todos los frentes abiertos. Ni siquiera el PP la critica; cómo hacerlo con la cantidad de votantes con los que cuentan entre los jubilados, que les llenan los autobuses que fletan para sus mítines. Lo que sí critica la oposición, es dónde se va a sacar el dinero para la subida, dirigiendo las miradas hacia una más que probable subida de impuestos.
El PP ha puesto en marcha una campaña de publicidad -¿o debería decir propaganda?- contra la gestión económica del gobierno, al que acusa de irresponsabilidad en su gestión y una falta de austeridad. Según el portavoz del PP, Esteban Pons, “el gobierno ha de reducir el gasto y, sobre todo, transmitir una política de austeridad”. Pons sostiene que “si se suben los impuestos, es porque no se ha llevado a cabo una correcta política económica y nosotros no queremos que Zapatero engañe a los jubilados como en agosto engañó a los parados”.
La gran pregunta aquí es, ¿qué haría la oposición si gobernara? Nadie lo sabe, a veces hasta uno piensa que ni siquiera ellos lo saben. Y no creo que sea un problema del PP, sino que se trata de un mal endémico de la política española, que también ha padecido en numerosísimas ocasiones el PSOE: se trata de criticar cualquier acción o iniciativa que arranque el gobierno de turno sin proponer alternativa concreta alguna.
Rajoy nos ilustraba perfectamente este mal el pasado domingo en ABC, durante la entrevista que le hacía el diario, junto a La Razón, más afín al Partido Popular. Ante la pregunta por propuestas específicas para salir de la crisis, la única respuesta que se le ocurrió al número uno del PP fue “generar confianza”… y se quedó tan ancho. Pues a mi, personalmente, esa respuesta me genera todo lo contrario.
Veremos cómo termina esto, porque la luz al final del túnel comienza a vislumbrarse, pero la salida de la crisis no se va a producir en todos los países de la Unión Europea (UE) a la misma velocidad. Ojalá que España acelere, pero no a cualquier precio.
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