Hilo directo con Honduras (XXXVIII)
El Pentágono, quien dirigió el golpe militar en Honduras, por medio del Comando Sur y Palmerola, había estado dándole atole con el dedo a Mel Zelaya quien se salió del juego impuesto por el sector reaccionario acurrucado en una esquina de la derecha de los conservadores, a tal grado que un personero gringo calificó indignadamente de “tonta e imprudente” la acción de Mel, de entrar calladito en Honduras con el caluroso amparo de la resistencia. ¿Acaso no tiene derecho?
Micheletti, parte de la oligarquía golpista, Romeo Vásquez y los militares que lo siguen, desesperados imponen la ley mordaza y al ver la reacción de la ONU quien habla de enviar una multifuerza militar de cascos azules han dado un reculón diciendo ahora que están de acuerdo con el pacto de San José y que abrogaran dicha ley inconstitucional. Micheletti, parte de la oligarquía golpista, Romeo Vásquez y los militares que lo siguen, hablan de diálogo, pero no especifican que dialogar. Parece un diálogo entre sordos. Roberto Micheletti Bain solo quiere su opinión como válida. Además, tiene el monotema de las elecciones para el último domingo de noviembre bajo sus términos. Que Mel se entregue a la “justicia” hondureña en cuanto llegue a la presidencia.
Ellos, los golpistas, no han delinquido, están impolutos no han violado la constitución ni robado en las arcas de la res pública, Micheletti, parte de la oligarquía golpista, Romeo Vásquez y los militares que lo siguen, han defendido los derechos humanos, han respetado la vida humana. No tienen al pueblo cautivo, ni han creado un cerco mediático de radio y televisión, las dos únicas frecuencias han sido silenciadas, radio Globo y la número uno: canal 36. Queda radio Progreso que está trasmitiendo con auto censura.
Hablan de diálogo, pero como quieren Micheletti, parte de la oligarquía golpista, Romeo Vásquez y los militares que lo siguen, ignoran al pueblo-pueblo que conforma la resistencia que es el 70%. Micheletti dice que es el genuino pueblo que lo apoya. Roberto Micheletti Bain si se monta en una yegua parida, no lo sigue ni el potrillo. ¡Pobre señor! Su ansia de poder lo ciega.
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