UPyD y el reto de los tres botones
Siempre me ha parecido, y más en un país como España, que ser político es una buena manera de vivir del cuento. Siempre he pensado que la profesión -no deja de ser eso- está tan mancillada en nuestro país y la ciudadanía tan enajenada, que tampoco resulta tan complejo hacerse con un escaño en un ayuntamiento y a vivir. A partir de ahí, si uno tiene ambiciones o avaricias, depende, se puede ir escalando. Si José María Ruiz Mateos consiguió un escaño en Europa, ¿qué no va a ser posible en España?
Rosa Díez y UPyD respaldan mi teoría, sólo que ésta vez el tiro les ha salido por la culata, coincidiendo con la reciente apertura de su sede en la calle Cedaceros de Madrid. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha 'expulsado' a UPyD del Orgullo Gay. Se trata de una expulsión moral, puesto que no es posible prohibir la asistencia a un acto público de este tipo. ¿Por qué ls expulsión? Sencillo y, a la par, coherente:
El único representante que tiene el partido en el Parlamento europeo, Francisco Sosa Wagner, se abstuvo en una votación para invitar a Lituania a que reforme la ley que criminaliza la información positiva sobre homosexualidad y bisexualidad a menores. Desde UPyD se habla de "error técnico". No sé qué es peor, si su doble rasero o la poca confianza que inspira que el único representante que tiene el partido se líe con los botones de la votación. Alberto Fuertes, asesor del europarlamentario de UPyD, se excusa: "Queríamos condenar esa ley homófoba, pero hubo un problema técnico: hay tres botones del mismo color para el sí, el no y la abstención".
Que en el PP 18 de los 19 eurodiputados votaran en contra es lamentable, pero era de esperar y, sobre todo, muy en la línea con lo que opina buena parte de su electorado. UPyD asegura que ha iniciado la rectificación de este error tan grave. Que asuma su responsabilidad.
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