La Generalitat pisotea la libertad ciudadana
Se acabaron las barras libres, las happy hours y el 2x1 en los bares y discotecas catalanes. Qué gracia, justo en Cataluña, con lo que saben apreciar allí estos ahorros... (simpático chascarrillo). Es el resultado de la última prohibición que ha impusto la Generalitat en su afán por terminar con acciones promocionales que fomenten el consumo de alcohol, a su modo de ver, "de forma incontrolada". Es posible que cunda el ejemplo a otras Comunidades Autónomas.
Esta prohibición es una mala noticia. Muy mala noticia, porque es una muestra más del peligroso terreno en el que nos movemos últimamente; un terreno de prohibiciones a manos del Estado, de cortar la libertad de la ciudadanía amparándose en la salud pública. No se pueden solucionar los problemas a golpe de prohibición, simplemente, es absurdo. Los ciudadanos estamos perdiendo capacidad de elección, el Estado nos está controlando hasta en los más pequeños detalles.
¿Qué será lo próximo? ¿La retirada de las bebidas alcohólicas de los supermercados, salvo que tengas 'licencia de consumo de alcohol'? Me llama la atención que no hagan nada con el juego... no sé si será porque Loterías del Estado perdería un buen bocado de ingresos.
Personalmente, me revientan estas prohibiciones, estos abusos de autoridad mientras se descuidan otras cosas importantísimas. Por ejemplo: ¿quieren terminar de verdad con el botellón o, al menos reducirlo? Es sencillo, realicen exhaustivas inspecciones en los bares de copas e impongan durísimas sanciones en cuanto detecten 'garrafón'. Verán cómo muchos jóvenes prefieren estar en un bar, calientes en invierno y escuchando música con bebida de calidad, en lugar de tener que estar en el bordillo de la acera.
¿Saben que prohibiría yo, con sanciones de, como mínimo, 6.000 euros y, en caso de reincidencia, retirada del acta de diputado -vamos, la misma que a los bares-? La ausencia injustificada en el Congreso o Senado de nuestros empleados, que para eso les pagamos todos los ciudadanos.
Esta prohibición es una mala noticia. Muy mala noticia, porque es una muestra más del peligroso terreno en el que nos movemos últimamente; un terreno de prohibiciones a manos del Estado, de cortar la libertad de la ciudadanía amparándose en la salud pública. No se pueden solucionar los problemas a golpe de prohibición, simplemente, es absurdo. Los ciudadanos estamos perdiendo capacidad de elección, el Estado nos está controlando hasta en los más pequeños detalles.
¿Qué será lo próximo? ¿La retirada de las bebidas alcohólicas de los supermercados, salvo que tengas 'licencia de consumo de alcohol'? Me llama la atención que no hagan nada con el juego... no sé si será porque Loterías del Estado perdería un buen bocado de ingresos.
Personalmente, me revientan estas prohibiciones, estos abusos de autoridad mientras se descuidan otras cosas importantísimas. Por ejemplo: ¿quieren terminar de verdad con el botellón o, al menos reducirlo? Es sencillo, realicen exhaustivas inspecciones en los bares de copas e impongan durísimas sanciones en cuanto detecten 'garrafón'. Verán cómo muchos jóvenes prefieren estar en un bar, calientes en invierno y escuchando música con bebida de calidad, en lugar de tener que estar en el bordillo de la acera.
¿Saben que prohibiría yo, con sanciones de, como mínimo, 6.000 euros y, en caso de reincidencia, retirada del acta de diputado -vamos, la misma que a los bares-? La ausencia injustificada en el Congreso o Senado de nuestros empleados, que para eso les pagamos todos los ciudadanos.
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