Papeles encima
Imaginen que en su empresa fuera necesario llevar siempre el contrato del trabajo para poder moverse de un lado a otro de la oficina. Molesto, ¿verdad? Ha estado así años y años pero, un buen día, llega una circular a su puesto de trabajo en la que el jefe de departamento A informa de que, por fin, la empresa ha decidido modernizarse, puesto que no tenía sentido que usted pudiera consultar su nómina en la intranet –ahorrando en papel, porque está ‘capada’ la posibilidad de imprimir-, y tuviera que seguir llevando encima el contrato de trabajo.
El caso es, imagine, que se ha aprovechado toda esa informatización, que surgió con motivo de asignar vacaciones y ajustar los sueldos a las horas trabajadas, y con ayuda de unos lectores es posible introducir su nombre y saber si es o no empleado. Qué alegría, ya no tiene andar esclavo de la burocracia.
Imagine que un buen día, el jefe de departamento B le para en un pasillo, le reclama el contrato de trabajo y usted, remitiéndose a la circular del jefe de departamento A, dice que no lo lleva, pero da su nombre para que, con ayuda del lector, B ratifique que usted es empleado. B ni siquiera intenta conectar el lector y opta por suspenderle de empleo y sueldo un mes con multa de 60 euros. Su justificación es que si está en la primera planta, que es de su dominio, hace falta el contrato, pero si sube a la segunda, la del jefe de departamento A, no es necesario. Absurdo, ¿no?
Ahora imaginen que ese contrato es el resguardo de pago del seguro del coche, el jefe de departamento A es la Guardia Civil, B es la policía municipal, la primera planta es la ciudad y la segunda, las carreteras interurbanas. ¿A que sigue siendo absurdo?
Bueno, ahora introduzca un factor adicional: la comisión o puntuación que cobra el municipal por multa ejecutada… Pues eso.
Otro día les explico la que se montó en la empresa cuando el mandamás decidió que era buena idea descontarnos de la nómina la contrata de limpieza. Verán qué gracia.
El caso es, imagine, que se ha aprovechado toda esa informatización, que surgió con motivo de asignar vacaciones y ajustar los sueldos a las horas trabajadas, y con ayuda de unos lectores es posible introducir su nombre y saber si es o no empleado. Qué alegría, ya no tiene andar esclavo de la burocracia.
Imagine que un buen día, el jefe de departamento B le para en un pasillo, le reclama el contrato de trabajo y usted, remitiéndose a la circular del jefe de departamento A, dice que no lo lleva, pero da su nombre para que, con ayuda del lector, B ratifique que usted es empleado. B ni siquiera intenta conectar el lector y opta por suspenderle de empleo y sueldo un mes con multa de 60 euros. Su justificación es que si está en la primera planta, que es de su dominio, hace falta el contrato, pero si sube a la segunda, la del jefe de departamento A, no es necesario. Absurdo, ¿no?
Ahora imaginen que ese contrato es el resguardo de pago del seguro del coche, el jefe de departamento A es la Guardia Civil, B es la policía municipal, la primera planta es la ciudad y la segunda, las carreteras interurbanas. ¿A que sigue siendo absurdo?
Bueno, ahora introduzca un factor adicional: la comisión o puntuación que cobra el municipal por multa ejecutada… Pues eso.
Otro día les explico la que se montó en la empresa cuando el mandamás decidió que era buena idea descontarnos de la nómina la contrata de limpieza. Verán qué gracia.
Qué bueno!
ResponderEliminarhay que ver la de cosas absurdas que 'justificamos' por el simple hecho de que siempre han sido así y que, en caso de extrapolarse a otros ámbitos, pondríamos el grito en el cielo.
Muchas gracias por tu post! Noticia aprendida.
¡Gracias! Pero los que se lo tienen que aprender son los de la gorrita azul...
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