Cárceles de dunas
Kefila y Fátima tienen 22 años. Ambas son saharauis. Ambas se levantan muy temprano, en torno a las seis de la mañana. Kefila lo hace para ir a sus clases de Filología Árabe en la Universidad Complutense de Madrid y Fátima, en cambio, para ver pasar un día más en el campamento de refugiados de Smara.
Sin embargo, y a pesar de la distancia, ambas han seguido muy de cerca la huelga de hambre que ha protagonizado la que para muchos es la ‘Gandhi saharaui’, Aminatou Haidar. Esta activista de 42 años fue deportada a la fuerza por Marruecos desde su hogar, El Aaiún, el pasado 14 de noviembre. Desde entonces, ha mantenido el ayuno en protesta por su situación en el mismo aeropuerto de Arrecife (Lanzarote), demostrando por qué encarna a la perfección el papel crucial de la mujer en la cultura saharaui. Un ejemplo de ello es que, a diferencia de otros colectivos musulmanes, resulta impensable que un hombre maltrate a una mujer y, de hecho, si lo hace es automáticamente desterrado negándole la posibilidad de contraer matrimonio con una saharaui.
Han pasado los días y las manifestaciones de apoyo se han sucedido por todo el mundo; desde Amnistía Internacional a la Fundación Robert Kennedy han seguido de cerca a la que fuera nominada para el Nobel de la Paz en 2008. España no ha sido una excepción; una semana después de que miles de saharauis tomaran las calles de Madrid reclamando la autodeterminación de su pueblo, continúan haciéndose hueco en la actualidad informativa.
Kefila en plena plaza madrileña de Antón Martín (D.B.) |
Cuando uno pregunta a Sidati por su sueño, éste no duda ni un segundo y responde con una madurez impropia de su juventud “quisiera ser ingeniero agrónomo, pero desde luego, no dejar de ayudar a mi pueblo, a que se llegue a un acuerdo porque existe demasiada gente sufriendo. Los jóvenes no tenemos que rendirnos y hay que formarse para poder ayudar al pueblo saharaui”.
Man Chagaf en Sevilla (D.B.) |
La adaptación y facilidad de integración del saharaui en España es sutil, silenciosa, casi imperceptible. “Como nunca hemos estado en nuestra propia casa, en nuestra propia tierra, nos resulta más sencillo. El saharaui valora más que nadie lo que tiene, la vida que hemos llevado nos ha enseñado a eso”, reconoce Sidati.
Man Chagaf, el primer realizador saharaui que exhibió un cortometraje en el Festival de Cine del Sáhara (‘Belga, la memoria viva’) reside en Sevilla y trabaja para una productora de TV. Man está convencido de que “conseguimos integrarnos, incluso, mejor que los latinos, porque no formamos guetos, compramos en las mismas tiendas, vamos a los mismos bares que los españoles”.
Esta facilidad de integración es tal que los ataques xenófobos que en ocasiones viven otros colectivos de inmigrantes, son nulos en el caso saharaui. De hecho, los vividos por la cantante Marien Hassam “siempre han venido por parte de marroquíes”, señala la ‘voz del Sáhara’, como la bautizaron sus seguidores. El pasado mes de septiembre, un grupo de marroquíes la agredieron en un bar de la capital cuando se disponía a desayunar, por el mero hecho de vestir la melfa –traje típico saharaui-. “Comenzaron a insultarme, a decirme que nos íbamos a morir todos en el desierto y que ellos iban a violar a las chicas saharauis y, al final, llegamos a la manos”, recuerda Marien.
La cantante Marien Hassam (D.B.) |
A pesar de esta adaptación, siguen enfrentándose a numerosas dificultades, con retos como conseguir la nacionalidad española. El pasaporte argelino de Man ha caducado y renovarlo llevará varios meses. A pesar de contar con el pasaporte español de su madre (DNI en foto superior), todos los esfuerzos que ha invertido en el maremágnum burocrático español han sido en balde, “no me conceden la nacionalidad”.
Su caso no es el único. Zahra Ramdán, presidenta de la Asociación de Mujeres Saharauis de España y responsable de Derechos Humanos en la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, es española, hija de un ATS español en El Aaiún previo a 1975. Como la mayoría de las mujeres saharauis de España, a la hora de dar a luz a sus hijos, volvió a su hogar, al Sáhara Occidental y, por ello, el Gobierno español niega la nacionalidad a sus hijas, “a pesar de que su madre es española”, indica.
Man se enfrenta a una dualidad de sentimientos, puesto que ama al pueblo español pero, sin embargo, se siente traicionado por España. “Un día confiamos en el Borbón y nos quedamos sin tierra”, recuerda para añadir que “ahora estamos en manos de la ONU, que no impone su resolución de autodeterminación y ya no confiamos en nadie”. Él fue uno de los muchos saharauis que combatió en la guerra contra Marruecos, habiendo perdido a parte de su familia durante el conflicto. Por eso se muestra convencido de que “nuestra misión como pueblo es no permitir que el mundo olvide nuestra situación”.
Zahra Ramdán (D.B.) |
El Sáhara Occidental es el hogar del saharaui. Así lo siente siempre, por muchos kilómetros de distancia que haya por medio. Y las mujeres, como Zahra, cuando van a dar a luz prefieren hacerlo en casa, aunque para ello tengan que parir en situación precaria en mitad del desierto. Marien Hassam, que vive en Sabadell desde 2002, ha realizado ya cinco viajes con este propósito, al campamento de refugiados de Smara. Sidati o Kefila, por su parte, esperan todo el año a que llegue el verano para poder regresar al Sáhara, a los campamentos de refugiados que sienten su hogar. “Los primeros días cuando llegamos en verano, cuesta mucho acostumbrarse al desierto otra vez. Allí no tenemos ninguna de las comodidades que disfrutamos aquí, pero da igual, es nuestra casa”.
Sidati actúa como el mayor de los dos hijos de la familia de acogida con la que vive en Madrid desde hace cinco años. Es feliz, su cara así lo delata, pero admite que “vivir en una casa que no es tuya es tener el sentimiento de huésped a perpetuidad” y eso, en el campo de refugiados, no sucede. Aún recuerda sonriendo cómo “lo que más me sorprendió la primera vez que llegué a España, con 8 años, fue la luz eléctrica y la tele, cómo podían entrar la gente en una caja tan pequeña”.
Kefila y Sidati son el futuro del pueblo saharaui. El mismo que un día compartió su hogar con los españoles en el Sáhara Occidental, viviendo en armonía, y a los que el cantautor Luis Pastor dedicó sus versos: “¡Soy sahañol! / ¡Soy esparaui! / Nieto del sol / Hijo de nadie / Flor del desierto / Canto de arena / Cárcel de dunas / Polvo de estrellas”.
Veterano en los Campamentos del Sáhara (D.B.) |
1975 .
2 de noviembre. Visita de Estado del Príncipe Juan Carlos I, en la que asegura que no se abandonará al pueblo saharaui
6 de noviembre. Comienzo de la Marcha Verde desde Marruecos hacia el Sáhara Occidental
14 de noviembre. Firma de Acuerdos Tripartitos (España, Marruecos, Mauritania) para que España abandone la región.
1976. Marruecos ocupa dos terceras partes y Mauritania el resto. Se proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El Frente Polisario declara la guerra a Mauritania y Marruecos y se establecen los campamentos en Tinduf (Argelia)
1979. El Polisario expulsa a Mauritania
1981. La ONU aprueba una resolución para la autodeterminación, en apoyo del alto el fuego
1991. La ONU crea la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) 6 de septiembre. Alto el fuego y establecimiento del 26 de enero de 1992 para la celebración del referéndum
1992. El referéndum no se celebra y comienzan los sucesivos bloqueos de Marruecos
2000. Nueva cancelación del referéndum previsto por la ONU para el mes de julio
2001. Plan Baker, que establece autonomía saharaui bajo soberanía marroquí. El Polisario lo rechaza
2003. Nuevo Plan Baker de la ONU que se rechaza por ambas partes
2008. Christopher Ross, nuevo enviado de la ONU para el Sáhara Occidental
2009. Francia rechaza que la MINURSO abarque la supervisión de los derechos humanos en el Sáhara Occidental Obama envía carta a Mohamed VI declarando su apoyo a la autodeterminación y Mohamed VI anuncia la imposición de la autonomía sin contar con la ONU
(Reportaje en Interviú, noviembre 2009)
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