Cospedal y la bisutería

Sin duda alguna una de las entrevistas que más expectación generará hoy en los medios y tertulias será la que protagoniza Dolores de Cospedal en Vanity Fair, con posado en blanco y negro incluido -que es más agradecido para ciertas imperfecciones-. La verdad es que, como casi todo lo que sale por la boca de esta señora, no deja indiferente. Algunas de sus perlas con mis réplicas, las que le habría formulado yo:
"Tenemos el líder que queremos".
Eso es cierto pero, ¿está hablando de Rajoy?

"El de Zapatero es el peor Gobierno que ha tenido nunca España".
Y la oposición, ¿es la mejor que hemos tenido?


"Las cosas se han hecho cuando se tenían que hacer" (en relación al caso Gürtel).
¿Y se han hecho cómo se debían hacer?

Nunca me ha inspirado demasiada confianza la Cospedal. La sensación que transmite es de volátil, de marioneta a manos de instancias superiores y, aunque trata de aparentar firmeza y autoconvicción, no deja de ser indecisa bajo la premisa 'salvar el culo es lo primero' (siento el lenguaje directo, pero es el más claro).

Así lo demostró cuando Esperanza Aguirre faltó al Comité Ejecutivo el pasado 3 de noviembre y, al ser preguntada Cospedal por ello, aseguró que no tenía ninguna valoración que aportar más que el comunicado de Aguierre de no interferir en el caso Cobo. Tan sólo un día después, tras haberle dado las correspondientes consignas el partido, se despachó a gusto contra la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Y ahora, en Vanity Fair, declara que "no he tenido ningún tipo de problemas en mi relación con ella y todas las decisiones que hemos tomado han sido consensuadas y siempre con un grado de sintonía muy grande".

Lo dicho, una joyita... bisutería, pero joyita.
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