El Borbón no defrauda: volvió a defraudar


El flamante premio FAES mantuvo anoche su regularidad con el mensaje de Navidad y no sorprendió: volvió a defraudar con un discurso que, siendo benévolo, calificaré de simplón, con enormes lagunas de concepto y con ausencias de peso.

Una pena que el premio FAES no recordara el conflicto saharaui, que sólo por la proximidad en el tiempo y por su nula influencia en su resolución -no así en orígen donde fue parte activa-, debería haber ocupado unas líneas del mensaje. Mientras el Borbón se llenaba de "honda satisfacción", como diría él, hablando de que "la Corona tiene como norte el servicio a España y a todos los españoles", olvidaba que el pueblo saharaui fue español hasta que le dimos la espalda. Ahora, los que fueron compatriotas viven miserablemente bajo la opresión marroquí y la propia Aminatou Haidar que tan en evidencia ha puesta a la ineptitud de la Corona, denuncia su arresto domiciliario.

Por otro lado, dos puntos negros, a mi modo de ver en las palabras del rey. Por un lado, que de veras crea que "volver a crecer es el reto más apremiante para poner fin al desempleo, garantizando la más alta protección social a quienes lo padecen". FALSO. El reto más apremiante es no decrecer, como estamos haciendo y para ello hay que atajar antes una profunda reconversión del modelo económico que nos ha traído hasta aquí. Crecer fue fácil en el pasado a golpe de ladrillo, pero se demostró que no era el camino más indicado.

Por otro, afirmar que "nuestra seguridad, nuestro progreso y bienestar, dependen cada vez más de una eficaz protección y promoción de nuestros intereses en el mundo" choca frontalmente con que "resulta prioritario lograr una Europa más unida, dinámica y presente en el mundo". Ignoro quién ha escrito el discurso, pero debería estudiar la Historia reciente y ver, desolado, que si la Unión Europea es un actor de segunda fila en el contexto internacional se debe, únicamente, a que todos los miembros de peso piensan en términos particulares y no comunitarios. Y así nos va.

Finalemente y como sucede en años anteriores, es extraordinaria la similitud del mensaje con el de años previos. Miremos, sin ir más lejos, a su discurso de 1993, cuando atravesábamos otra crisis:

El paro, primer problema
1993
 "De todos esos problemas, el más grave es sin duda el desempleo. Son muchos hoy los que no pueden acceder a un puesto de trabajo y los que, con honda preocupación, ven amenazado el que tienen o han perdido el que tenían. Pienso de manera especial en los jóvenes y en todos aquellos que se encuentran en una situación de desempleo prolongado".
2009
"En 2009 la grave crisis económica ha llevado a que el desempleo sea la principal preocupación de las familias españolas. Afecta a varios millones de personas, angustiadas no sólo por la pérdida de ingresos, sino por la falta de horizontes en sus vidas laborales y personales. [...] Debemos atender también las legítimas expectativas de nuestros jóvenes, apoyarles e ilusionarles, pues en ello nos va el futuro".

España es lo primero
1993
"La Unión Europea es ya una realidad. [...] No podemos, sin embargo, abandonar nuestra identidad y nuestra personalidad. Por eso es necesario que nuestros intereses queden bien protegidos y armonizados con los de los otros miembros de la Unión, sin renunciar a lo que nos es propio y merece ser defendido".
2009
"Y es que nuestra seguridad, nuestro progreso y bienestar, dependen cada vez más de una eficaz protección y promoción de nuestros intereses en el mundo. Lo palpamos a diario. Por ello, importa consensuar y coordinar al máximo el papel internacional de España".

Todos a una
1993
"No dejemos que legítimos intereses particulares se antepongan a los intereses generales, que el normal funcionamiento de la instituciones se vea alterado por desacuerdos superables, o que nuestra vida democrática pierda transparencia y vigor".
2009
"Sigamos trabajando para que prime la fraternidad sobre las desavenencias, la confianza sobre el recelo, el bien colectivo sobre los egoísmos particulares, y para que la honradez sea regla inexcusable de conducta". 
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