La credibilidad de la prensa por los suelos


Hoy he asistido a la presentación del Informe Anual de la Profesión Periodística, realizado desde la APM, en medio de un clima más propio de un velatorio que de un entierro, esto es, entre las caras compungidas se intercalaban chascarrillos varios. Este clima tan 'oscuro' no es para menos: en el último año los chicos de la prensa hemos vivido 17 EREs, el cierre de 34 medios y más de 3.000 despidos. Sobre lo que nos depara 2010 hay incógnita, porque mientras que desde la APM se prevén nuevos recortes hasta alcanzar el 20% -es decir, otro 10%-, desde la AEDE y su Libro Blanco de la Prensa Diaria son más partidarios de pensar que lo peor de la crisis ya ha pasado. Veremos.

Pero además del paro, lo que más nos debería preocupar es la otra gran conclusión que se extrae del anuario: la credibilidad de los medios de comunicación y de los periodistas está por los suelos. La imagen del profesional se ha visto deteriorada en los últimos años y, lo que es peor, nosotros mismos no somos capaces de hacer autocrítica. Durante el acto de hoy, más de uno arremetió contra los programas del corazón y sucedáneas para justificar estos resultados.

Se equivocan. De hecho, la información política, que nada tiene que ver con la prensa rosa, es una de las peores valoradas. Tal y como ha precisado el presidente de la APM, Fernando González Urbaneja, "no se contrastan las fuentes, que cada vez son más anónimas; y se dan por seguros hechos probables". Pero, además, la propia encuesta realizada entre periodistas dan un suspenso a la independencia e indican que, cin la crisis, hay una mayor presión por parte de las fuentes de financiación.

¿Seremos capaces de salir del agujero? Muchos no. Se pueden hacer quinielas. Hay datos reveladores que no despiertan, desde luego, buenas sensaciones. Un ejemplo de ello es que de los 40 directores de medios nacionales (prensa, radio y TV) a los que se envió una encuesta para conocer su opinión sobre el estado de la profesión, únicamente respondieron 27. González Urbaneja ha sido claro: "es una vergüenza".
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