Carbón rima con...
Hoy firmo en Público un artículo en el que cuenta el rechazo por parte de Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía 2009, de un reconocimiento de la Casa de León. El motivo es que, entre el resto de los garlardonados se encuentra Victorino Alonso, el presidente de Coto Minero Cantábrico, empresa que está destrozando el entorno natural de León.
Por este motivo, Mestre, cuya obra está profundamente marcada por el amor a su tierra -nació en Villafranca del Bierzo- encuentra totalmente incompatible compartir mesa con quien atenta contra todo por lo que él lleva una vida entera luchando.
Otros muchos se habrían dejado llevar por el ego, por la vanidad, pero Mestre está hecho de otra pasta. así lo pude constatar cuando tuve ocasión de charlar con él con motivo de esta polémica. El amor, la pasión con que describe su tierra chocan frontalmente con la figura de Victorino Alonso, al que ya han bautizado como 'Don Vito Carbone'.
En conta de lo publicado en el Diario de León, el rechazo al reconocimiento se produjo hace más de un mes por la vía privada. Resulta lamentable que un diario publique sin ni siquiera contrastar la información con el afectado. Claro que, según todos los rumores que corren por León, la compra del diario por parte de Victorino Alonso está prácticamente cerrada.
Según Mestre: “hace un mes remití una carta al alcalde de Ponferrada, que es quien me informó de mi reconocimiento, declinando la invitación”. Pasado el tiempo, el poeta continuaba recibiendo llamadas felicitándole y viendo publicado el anuncio de su asistencia al acto de la Casa de León, por lo que optó por remitir una segunda carta al presidente de la casa regional, José Rafael Álvarez de la Puente. “Yo no he emitido ningún comunicado ni he hecho manifestación pública”, señala Mestre, “pero la carta se ha filtrado y aún así, la Casa continúa anunciando mi presencia al acto”. De hecho, aún a día de hoy lo mantiene en su página web.
Mientras, Alonso lamenta que algunos quieran ensuciar el premio que va a recibir. Una pena que la deshonestidad, la desfachatez impune, las sospechas de corrupción y el desprecio por el medio ambiente sean, para algunos, motivos de reconocimiento. Me sumo, pues, a las palabras que me dijo Mestre: "yo no escribiré la elegía de mi tierra".
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