Crisis de valores

De hecho, el propio Rouco Varela ha insistido más de una vez en que, si todos compartiéramos sus valores, esta crisis que nos castiga no sería tan dura. Por este motivo, hace tan sólo unos días urgía y exigía -quién es él para exigir a quien no es católico- una conversión de las conciencias "a la justicia y a la caridad". Bien, seguimos aceptando barco como animal de compañía.
Pero hete aquí que el rey va a tener que firmar la ley del aborto, aprobada esta semana. Ayer mismo, a la pregunta de si se excomulgará al Borbón por ello -como se amenazó a José Bono-, el portavoz del episcopado, monseñor Martínez Camino, matizó "que su majestad el rey tenga que sancionar con su firma una ley es una situación única". Será única, pero la firmará. ¿Podría no firmarla? Claro, no siendo rey. ¿Qué tendría que hacer para ello? Abdicar.
Muchos pensarán que acabo de escribir una barbaridad. Si piensan eso, es que no comparten los valores de Rouco. Porque, desde el punto de vista de la Iglesia, ¿qué es más importante, conservar el poder -con lo cómodo de una vida tirando de gasto público sin justificar- o ser recto con los valores y hacer una excepción aceptando, según ellos, "el derecho a matar a tus hijos"?
Parece ser que la crisis de valores afecta a todos... a cada uno con los suyos.
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