La crisis y la paradoja Krugman
El Nobel de Economía Paul Krugman disculpa a España en lo que a la crisis se refiere. Eso no tiene precio para el Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta las últimas semanas, en las que casi todas las miradas expertas parecen decir lo contrario (Financial Times, Comisión Europea...). Hay excepciones -Moody's-, cierto, pero son las menos.
A pesar de señalar que "el corazón de la crisis es España", sostiene que "sus problemas no son fruto de la irresponsabilidad fiscal, sino que reflejan los golpes asimétricos en la Eurozona". Así, desde su punto de vista, según indica en su blog del New York Times, "la responsabilidad es de la élite política europea, que presionó mucho para tener una moneda única, obviando los avisos de que podría pasar algo como esto".
Hasta aquí todo bien, siempre y cuando introduzcamos el filtro de que se trata de un Nobel, un 'contracorriente' que puede discrepar de las otras opiniones expertas. Pero si recordamos su última visita a España -hace casi un año ya-, veremos que aseguró que si España no apostaba por una reforma productiva sería necesaria una nueva caída salarial. Sólo podría evitarse, según Krugman, "mediante un crecimiento de la competitividad a través de la innovación". Y esa innovación habría que saber llevarla no sólo para fortalecer nuestra debilidad sino, además, para impulsar y revitalizar nuestros motores económicos.
Un año después, ¿qué ha hecho la Administración Zapatero al respecto?
Igual, sólo igual, algo de culpa sí que tiene, ¿no?
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