Más allá de los templos de Angkor
Camboya se ha convertido en los últimos años en uno de los destinos turísticos exóticos más reclamados. Pero, como sucede con muchos de los países asiáticos, existe otra Camboya más allá de los templos de Angkor.
Se trata de un país en el que el 90% de la producción agrícola es de arroz; en el que las poblaciones de peces del país disminuyen gracias a los acuerdos de pesca de la Unión Europea, afectando a la seguridad alimentaria de las comunidades pesqueras que dependen de ellas...
Un país donde las mafias del sexo masacran la inocencia perdida de los niños. Un país donde cerca 170.000 camboyanos están enfermos de sida y más de 60.000 niños agonizan en los orfanatos, com Panha, el niño de ocho años de la foto (Paula Bronstein), yaciendo en el Hospital Pediátrico Nacional.
Y las armas... esa lacra. Phnom Penh ha creado el 'Club Feliz', en el que los turistas pueden hacer uso del impresionante arsenal que han dejado tras de sí décadas de conflicto y guerra civil. Armas de todo tamaño y calibre: AK-47 con 25 balas por 40 dólares; M-16 con 15 proyectiles, a disparar de uno en uno o en ráfaga; pistolas, revólveres, lanzagranadas, metralletas M-60 y granadas, a 50 dólares la unidad.
¿El producto estrella? El lanzacohetes, que sale por 350 dólares. Peth, el joven soldado que atiende a los turistas, explica que "hay que ir a las montañas, no muy lejos. Pero está muy bien, disparas y ves cómo el cohete vuela y al final explota".
Esa es la otra Camboya de la que los grandes medios nunca hablan, de la que los folletos turísticos no ofrecen imágenes. Esa es la Camboya más allá de los templos de Angkor.
Se trata de un país en el que el 90% de la producción agrícola es de arroz; en el que las poblaciones de peces del país disminuyen gracias a los acuerdos de pesca de la Unión Europea, afectando a la seguridad alimentaria de las comunidades pesqueras que dependen de ellas...
Un país donde las mafias del sexo masacran la inocencia perdida de los niños. Un país donde cerca 170.000 camboyanos están enfermos de sida y más de 60.000 niños agonizan en los orfanatos, com Panha, el niño de ocho años de la foto (Paula Bronstein), yaciendo en el Hospital Pediátrico Nacional.
Y las armas... esa lacra. Phnom Penh ha creado el 'Club Feliz', en el que los turistas pueden hacer uso del impresionante arsenal que han dejado tras de sí décadas de conflicto y guerra civil. Armas de todo tamaño y calibre: AK-47 con 25 balas por 40 dólares; M-16 con 15 proyectiles, a disparar de uno en uno o en ráfaga; pistolas, revólveres, lanzagranadas, metralletas M-60 y granadas, a 50 dólares la unidad.
¿El producto estrella? El lanzacohetes, que sale por 350 dólares. Peth, el joven soldado que atiende a los turistas, explica que "hay que ir a las montañas, no muy lejos. Pero está muy bien, disparas y ves cómo el cohete vuela y al final explota".
Esa es la otra Camboya de la que los grandes medios nunca hablan, de la que los folletos turísticos no ofrecen imágenes. Esa es la Camboya más allá de los templos de Angkor.
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