Suma de letras
Si escribo el nombre de Nuria Naverán probablemente no les suene de nada. Si les digo que es bióloga se quedarán igual, pero si les cuento que llegó a publicar un trabajo de investigación en la prestigiosa revista Science ya les llamará más la atención. "¿En qué instituto de investigación extranjero está desarrollando su trabajo?". Seguro que es una de las primeras preguntas que les ha venido a la mente. La respuesta es en ninguno; está en España.
"¡Bravo!", pensaran algunos, creyendo que hemos conseguido retener el talento español, lo que los anglosajones llaman el 'know-how'. Pues retener, efectivamente, lo hemos retenido. ¿Dónde? Dando clases en un instituto de secundaria. Aunque soy de letras, la ecuación la veo cristalina:
Crisis + hipoteca - precariedad del investigador español = oposición y seguridad laboral
PD. Hace poco, también en Galicia, me enteré de una colega periodista que había abandonado la carrera. El mito es que terminamos poniendo un bar, supongo que por eso de ser uno de los trabajos que mayor índice de divorcios y alcoholismo tiene. Pero no. Mi colega fue más original: funcionaria de prisiones. Eso sí que es un cambio.
En palabras de Nuria: «Se molestan en formarnos, pero luego nos dejan escapar. Se gastan tiempo y dinero en nosotros para luego dejarnos ir». A día de hoy muchos investigadores con una buena carrera investigadora, estancias en el extranjero, algunos incluso poseedores de contratos Ramón y Cajal o ICREA... no son más que mano de obra barata que algunos "sabios" de este país usan para hacer de todo y para, adjuntar su CV a las solicitudes de nuevos proyectos. De este modo les privan de la oportunidad de solicitar el suyo propio como investigadores principales para abrirse un camino que, esos sabios tan sabios debieran saber, beneficia tanto a ellos mismos como al prestigio del grupo. En España, en el mundo de la investigación, no existe por lo general la conciencia de grupo. Sólo el individualismo y los intereses particulares dirigen el rumbo de la investigación. No hay futuro para la investigación en España, no hay esperanza para los jóvenes investigadores que no hayan sido mamados y criados en el mismo seno de un grupo de investigación... así la investigación se reduce en un gran número de casos a una estructura endogámica en la que haber hecho un buen curriculum fuera de este país supone al final una desventaja. Y esto va a peor.
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