El día que España perdió la izquierda
Siempre escribo desde las entrañas y, precisamente por eso, ayer me resistí a escribir este post. Quería reposar, meditar y no escupir mi indignación de buenas a primeras. No sé si la espera ha surtido efecto, la verdad. ¿El asunto que me produce estos sentimientos? El proyecto de Ley de Economía Sostenible que ayer aprobó el Consejo de Ministros en Sevilla, escenario escogido para evitar la sangría de votos andaluces.
Quienes más me conocen saben lo que opino de Enrique Dans, del que disiento en más de una ocasión y cuyas reflexiones, en ocasiones, me parecen obviedades encumbradas al rango de gurú -como sucede con la mayoría de los consultores, y Dans surte ese efecto aún cuando no lo pretende-. Otras, en cambio, no encuentro quien exprese mejor un hecho y esto es, justamente, lo que me pasó con su post de ayer, titulado 'La pantomima de una democracia'.
Así que, en lugar de despotricar sobre el modo en el Gobierno pisoteó ayer nuestros derechos, el de más de la mitad de la población en España que ya tiene conexión a Internet como del otro 40% que aún no la disfruta -entre otras cosas, porque el Gobierno no se ha preocupado de hacer llegar la cobertura a ciertas zonas rurales-, me limitaré a sucribir el post del bueno de Dans. Incluso, suscribo su frase, pronunciada ayer en una entrevista que le hicieron en TVE y sobre la que llamó mi atención un buen amigo: "tenemos un gobierno que envidia secretamente a China".
En suma, por la acción del Gobierno en sus medidas anticrisis, por su fiasco de gestión que culminó ayer con esta tropelía y por el silencio de la oposición a este respecto, podemos fijar una nueva fecha en el calendario: el día que España perdió la izquierda y, por supuesto, que puso a la democracia al borde del abismo.
Hace mucho que no me siento representado por ninguna formación política y, desde luego, que ninguna es digna de mi voto. Ojalá tenga reflejo en las urnas con un índice de abstención histórico, casi insultante, que ponga a laclase calaña política que tenemos en este país en su sitio.
Quienes más me conocen saben lo que opino de Enrique Dans, del que disiento en más de una ocasión y cuyas reflexiones, en ocasiones, me parecen obviedades encumbradas al rango de gurú -como sucede con la mayoría de los consultores, y Dans surte ese efecto aún cuando no lo pretende-. Otras, en cambio, no encuentro quien exprese mejor un hecho y esto es, justamente, lo que me pasó con su post de ayer, titulado 'La pantomima de una democracia'.
Así que, en lugar de despotricar sobre el modo en el Gobierno pisoteó ayer nuestros derechos, el de más de la mitad de la población en España que ya tiene conexión a Internet como del otro 40% que aún no la disfruta -entre otras cosas, porque el Gobierno no se ha preocupado de hacer llegar la cobertura a ciertas zonas rurales-, me limitaré a sucribir el post del bueno de Dans. Incluso, suscribo su frase, pronunciada ayer en una entrevista que le hicieron en TVE y sobre la que llamó mi atención un buen amigo: "tenemos un gobierno que envidia secretamente a China".
En suma, por la acción del Gobierno en sus medidas anticrisis, por su fiasco de gestión que culminó ayer con esta tropelía y por el silencio de la oposición a este respecto, podemos fijar una nueva fecha en el calendario: el día que España perdió la izquierda y, por supuesto, que puso a la democracia al borde del abismo.
Hace mucho que no me siento representado por ninguna formación política y, desde luego, que ninguna es digna de mi voto. Ojalá tenga reflejo en las urnas con un índice de abstención histórico, casi insultante, que ponga a la
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