El resurgir del fascismo

Ayer pudimos asistir a un anacronismo mental y político fuera de toda lógica: una rueda de prensa de Falange de las JONS. Increíble. ¿El motivo? Estrechar el cerco que, presumiblemente, acabará con la carrera judicial del juez Garzón -quizás, para retomar la política-. Así lo demuestra la afirmación del vicesecretario general de la agrupación -me resisto a llamarlo partido-, Jorge Garrido: "Esta vez Garzón no se va a librar de ésta".

Pero ni siquiera ese acoso al juez me intranquiliza, puesto que ya había precedentes de otra agrupación de derechas malherida por el magistrado, que tampoco es ningún santo, no nos engañemos. Lo que más me intranquiliza son afirmaciones -que, además, se creen- de que, como cita El País, "los falangistas no sólo no habían cometido crímenes durante la Guerra, sino que habían intentado evitarlos pidiendo clemencia y que por ello alguno de sus miembros había sido condenado a muerte".

Si uno comete la imprudencia de darse una vuelta por el blog de Garrido, leerá estupefacto cómo han reunido con el dinero de sus afiliados 6.000 euros para poder continuar con la querella contra Garzón. Pero no se queden en ese post, lean el anterior y verán la calaña de Garrido con frases como "he llegado a comprobar cómo por parte de algún profesional del Derecho de expresaban unas "mongoladas" o "ya sé que la presencia pública de FE-JONS le escuece a muchos -incluidos algunos indeseables ideológicamente menos lejanos que otros-, pero qué se le va a hacer. Así es la vida!".

A Willy Toledo, de actualidad estos días, le podrán reprochar muchas cosas -algunas, de las que ha pedido ya perdón público- pero en una cosa tiene razón y es a la hora de alertar sobre el fascismo: "Viene el maremoto, pero las primeras olas ya están aquí y no es momento para contemplaciones. Tenemos que actuar".