La CEOE pisotea el futuro del país
Es cierto, este titular puede sonar demasiado fuerte, pero es lo más suave que sale de mis entrañas cuando leo la receta que nos regala la CEOE para acabar con las crisis: contratos para menores de 30 años, con sueldos precarios sin derecho a paro, ni indemnización ni cotizacones a la seguridad social. Ofrecer esta precariedad a nuestro jóvenes, es lo mismo que pisotear el futuro de un país, cada vez más incierto. ¿Y nos seguimos extrañando de que el 70% de los universitarios sueñen con ser funcionarios?
Es poco menos que insultante leer en la tribuna que firma el presidente de la patronal esta mañana en El País lo siguiente: "Los empresarios siempre hemos expresado nuestro firme compromiso con el diálogo social y nuestra decidida voluntad de alcanzar acuerdos que mejoren la situación de nuestra economía y las condiciones de las empresas y trabajadores de nuestro país".
En algo tiene razón el que condujo a la quiebra Air Comet: "Hay que ser conscientes de que las grandes dificultades actuales nos exigen reformas de calado. Verdaderas reformas estructurales que consigan que las empresas españolas sean competitivas en los mercados". Pero estas reformas no deben dirigirse sólo a SU riqueza (la de los empresarios), sino a la del resto de la sociedad.
Precisamente por eso, cuando alega que "es fundamental que la intervención del juez en los despidos colectivos de esta naturaleza se limite a verificar la aplicación legal, en lugar de ser un intérprete de las decisiones empresariales que normalmente le resultan bastante ajenas", vuelve a equivocarse. Si no fuera por esta interpretación judicial, aún veríamos más despidos colectivos con una bajada en los beneficios como única causa; no hablamos de pérdidas, OJO, sino de menos beneficios para dueños o accionistas.
Hace pocas semanas, Eduardo Montes, presidente del Club de Excelencia en Sostenibilidad y miembro del elitista Círculo de Empresarios, reclamaba en un acto "mayor respeto del que se muestra para los empresarios, porque somos los únicos que generamos riqueza". Se equivocaba. También generan pobreza... y mucha.
Es poco menos que insultante leer en la tribuna que firma el presidente de la patronal esta mañana en El País lo siguiente: "Los empresarios siempre hemos expresado nuestro firme compromiso con el diálogo social y nuestra decidida voluntad de alcanzar acuerdos que mejoren la situación de nuestra economía y las condiciones de las empresas y trabajadores de nuestro país".
En algo tiene razón el que condujo a la quiebra Air Comet: "Hay que ser conscientes de que las grandes dificultades actuales nos exigen reformas de calado. Verdaderas reformas estructurales que consigan que las empresas españolas sean competitivas en los mercados". Pero estas reformas no deben dirigirse sólo a SU riqueza (la de los empresarios), sino a la del resto de la sociedad.
Precisamente por eso, cuando alega que "es fundamental que la intervención del juez en los despidos colectivos de esta naturaleza se limite a verificar la aplicación legal, en lugar de ser un intérprete de las decisiones empresariales que normalmente le resultan bastante ajenas", vuelve a equivocarse. Si no fuera por esta interpretación judicial, aún veríamos más despidos colectivos con una bajada en los beneficios como única causa; no hablamos de pérdidas, OJO, sino de menos beneficios para dueños o accionistas.
Hace pocas semanas, Eduardo Montes, presidente del Club de Excelencia en Sostenibilidad y miembro del elitista Círculo de Empresarios, reclamaba en un acto "mayor respeto del que se muestra para los empresarios, porque somos los únicos que generamos riqueza". Se equivocaba. También generan pobreza... y mucha.
Sin comentarios