La crisis agudiza el ingenio
El AVE a Barcelona da para mucho. Al margen del análisis sociológico que uno puede hacer de los personajes que se cruza de vagón en vagón, también es el escenario ideal para reencuentros con viejos amigos a los que el día a día impide ver con más frecuencia. Eso me ha pasado a mi hoy y no sólo he disfrutado con la charla sino que, además, me ha servido para constatar, una vez más, que el administrador tiene más ingenio que el administrador.
Contaba mi buena amiga cómo ha conseguido ahorrar cerca de 350 euros en los uniformes de sus dos hijos, respecto a lo que gastó el año pasado. ¿La solución? Los padres del colegio concertado al que acuden sus hijos se pusieron de acuerdo para montar, bajo unas condiciones de mínimos, un mercado de segundamano de uniformes. El resultado positivo es evidente.
Estos padres, en un intento por compartir su experiencia con el resto de la sociedad, se dirigieron al ayuntamiento, para que trasladara con sus medios la iniciativa al resto de los colegios. Nada. En este caso la decepción es doble: primero, porque desde ciertos estamentos no se arranquen de manera proactiva proyectos de esta naturaleza y, en segundo, porque una vez que la idea está diseñada y ejecutada con éxito, no se perciba el más mínimo gesto por extenderla.
A veces uno tiene la sensación de que nuestros administradores actúan como un administrador de fincas, es decir, arreglando cuentas y levantando actas… y esta casa es una ruina.
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