España se lucra de muerte
Llegan los actos del Bicentenario de la Independencia a Venezuela y su presidente no ha dejado pasar la ocasión para darse un baño de multitudes, arropado por sus homólogos sudamericanos Cristina Kirchner, Leonel Fernández y el resto de sus aliados del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Y mientras, en la avenida de Próceres, "12.000 combatientes socialistas, antiimperialistas y revolucionarios, acompañados del glorioso pueblo revolucionario", como anunció uno de los generales de Chávez.
Al mandatario venezolano se le acusa de andar armando al país para una guerra, pero él se defiende asegurando que "nosotros, agredidos como lo hemos sido por el imperio yanqui, amenazados permanentemente, y con todo el derecho que nos da el habernos constituido en república independiente, sólo estamos preparándonos para defender hasta el último milímetro de esta patria sagrada". Sea como fuere, España no puede más que resignarse a lo que decida el líder populista, dado que somos uno de sus principales proveedores de armamento.
Cada año que pasa, nuestro país tiene el dudoso honor de vender más armas. Si en 2006 duplicábamos las ventas del año anterior con 845 millones de euros, en 2007 alcanzábamos un nuevo récord histórico con 932,94 millones de euros, hito que sólo un año más tarde volveríamos a superar. Y no sólo es cuestionable la venta en sí, sino también a quién se las vendemos, puesto que las acusaciones de hacerlo a países que no respetan los Derechos Humanos (DDHH) cada vez son más evidentes.
De hecho, se cifra que en hasta un 40% las exportaciones que van a parar en países con conflictos regionales o donde no se respetan los DDHH. Juanlu Sánchez nos descubre en Periodismo Humano las cifras de países receptores, con Sril Lanka, Colombia o Guinea Conacry entre ellos. Es el caso de la venta de armas a Marruecos, con las que castiga al pueblo saharaui, cuyas ventas entre 2007 y 2010 alcanzaron, al menos, 330 millones de euros. A Venezuela le vendimos, sólo en 2008, 95 millones de euros en buques de guerra, agentes químicos o biológicos tóxicos y material antidisturbios.
¿Es compatible esta venta de armas con los discursos de hermandad, de lucha contra las diferencias Norte-Sur de Rodríguez Zapatero? ¿Es compatible con la Alianza de Civilizaciones? ¿Es compatible con la presidencia europea, de la que nos hartamos de presumir a pesar de que los méritos de serlo son los mismos que cualquiera de nosotros cuando lo somos de la comunidad de vecinos (por turnos, vaya)?
Diría que no.
Al mandatario venezolano se le acusa de andar armando al país para una guerra, pero él se defiende asegurando que "nosotros, agredidos como lo hemos sido por el imperio yanqui, amenazados permanentemente, y con todo el derecho que nos da el habernos constituido en república independiente, sólo estamos preparándonos para defender hasta el último milímetro de esta patria sagrada". Sea como fuere, España no puede más que resignarse a lo que decida el líder populista, dado que somos uno de sus principales proveedores de armamento.
Cada año que pasa, nuestro país tiene el dudoso honor de vender más armas. Si en 2006 duplicábamos las ventas del año anterior con 845 millones de euros, en 2007 alcanzábamos un nuevo récord histórico con 932,94 millones de euros, hito que sólo un año más tarde volveríamos a superar. Y no sólo es cuestionable la venta en sí, sino también a quién se las vendemos, puesto que las acusaciones de hacerlo a países que no respetan los Derechos Humanos (DDHH) cada vez son más evidentes.
De hecho, se cifra que en hasta un 40% las exportaciones que van a parar en países con conflictos regionales o donde no se respetan los DDHH. Juanlu Sánchez nos descubre en Periodismo Humano las cifras de países receptores, con Sril Lanka, Colombia o Guinea Conacry entre ellos. Es el caso de la venta de armas a Marruecos, con las que castiga al pueblo saharaui, cuyas ventas entre 2007 y 2010 alcanzaron, al menos, 330 millones de euros. A Venezuela le vendimos, sólo en 2008, 95 millones de euros en buques de guerra, agentes químicos o biológicos tóxicos y material antidisturbios.
¿Es compatible esta venta de armas con los discursos de hermandad, de lucha contra las diferencias Norte-Sur de Rodríguez Zapatero? ¿Es compatible con la Alianza de Civilizaciones? ¿Es compatible con la presidencia europea, de la que nos hartamos de presumir a pesar de que los méritos de serlo son los mismos que cualquiera de nosotros cuando lo somos de la comunidad de vecinos (por turnos, vaya)?
Diría que no.
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