Hungría recupera su pasado más oscuro
Fidesz ha ganado la primera vuelta de las elecciones en Hungría. Habrá a muchos a los que, ya no sólo no les suene el nombre, sino que ni siquiera les importe lo que suceda en aquel rincón de Europa. Sin embargo, la victoria de este partido conservador, que se ha hecho con más del 52% de los votos, es alarmante, como también los es que los socialistas, hasta ahora en el poder, hayan sido castigados sin alcanzar siquiera el 20% de los votos.
Y en silencio, como quien no quiere la cosa, aparece el ultraderechista Jobbik, con un abierto discurso racista y antisemita con el que ha logrado casi ocho veces más votos que en las legislativas de 2006, con un 16,7% de los votos.
Se oscure otra pieza más en el puzzle de la Unión Europea, a la que pertenece Hungría desde 2004. Este país de tradición comunista, apostó por el cambio cuando optó por instaurar la actual democracia parlamentaria liberal y, ahora, parece querer emprender un nuevo giro, aunque no a mejor. El mismo país que ya viviera un fenómeno parecido con el Partido de las Cruces Flechadas, el mismo país que se alineó con la Alemania nazi y mandó a 80.000 judíos a la muerte.
La memoria a veces no sólo es selectiva sino que, además, nos impide aprender las lecciones del pasado. Ojalá no nos quedemos sentados esperando ver qué nos depara el futuro; ojalá cojamos las riendas y creemos nosotros mismos nuestro porvenir. De otro modo, lo hará el lado más oscuro de una Europa cada vez más decandente.
Y en silencio, como quien no quiere la cosa, aparece el ultraderechista Jobbik, con un abierto discurso racista y antisemita con el que ha logrado casi ocho veces más votos que en las legislativas de 2006, con un 16,7% de los votos.
Se oscure otra pieza más en el puzzle de la Unión Europea, a la que pertenece Hungría desde 2004. Este país de tradición comunista, apostó por el cambio cuando optó por instaurar la actual democracia parlamentaria liberal y, ahora, parece querer emprender un nuevo giro, aunque no a mejor. El mismo país que ya viviera un fenómeno parecido con el Partido de las Cruces Flechadas, el mismo país que se alineó con la Alemania nazi y mandó a 80.000 judíos a la muerte.
La memoria a veces no sólo es selectiva sino que, además, nos impide aprender las lecciones del pasado. Ojalá no nos quedemos sentados esperando ver qué nos depara el futuro; ojalá cojamos las riendas y creemos nosotros mismos nuestro porvenir. De otro modo, lo hará el lado más oscuro de una Europa cada vez más decandente.
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