Señales honestas con fines deshonestos
(vía Computerworld blog)
Hoy ha visitadoMadrid el profesor Alex Pentland, director del Digital Media Lab del prestigioso MIT. Antes de la presentación de su libro 'Señales honestas. El lenguaje que domina el mundo' en la Fundación Telefónica, he tenido la oportunidad de charlar a solas con él y que esbozara su teoría, que supone un paso más allá en las ya escritas sobre la comunicación no verbal.
Pentland, que en 1997 fue incluido por Newsweek entre los 100 estadounidenses llamados a cambiar el siglo XXI, está convencido de que el lenguaje corporal, así como el resto de signos tales como la proximidad del interlocutor, el tono de voz o la rapidez en sus respuestas aportan más información, incluso, que el lenguaje verbal. Con esta premisa es como desde el MIT ha creado el 'sociómetro', capaz de medir todas estas 'señales honestas', procesarlas en un ordenador y anticipar el comportamiento humano.
La buena noticia es que ya cuenta con experiencias en los que esta tecnología contribuye a mejoras de la productividad o, en el plano médico, a la detección de trastornos como la depresión. La mala es que es un arma de doble filo, puesto que del mismo modo que nos avanza cuándo nos van a lastimar y nos podemos proteger, al agresor también le anticipa en qué momento somos más vulnerables para un ataque.
De hecho, llevada la técnica al extremo podrían confeccionarse empresas de diseño, esto es, con el personal a la carta que según estas 'señales honestas' responderán únicamente del modo que nosotros deseemos y, dando una vuelta más de tuerca, sociedades enteras. ¿Asusta verdad?
Por mucho que Pentland me asegurara que trabaja con el World Economic Forum y con las autoridades norteamericanas para garantizar el correcto uso de estas señales, no puedo evitar pensar en 1984... y más aún en crisis.
Hoy ha visitado
Pentland, que en 1997 fue incluido por Newsweek entre los 100 estadounidenses llamados a cambiar el siglo XXI, está convencido de que el lenguaje corporal, así como el resto de signos tales como la proximidad del interlocutor, el tono de voz o la rapidez en sus respuestas aportan más información, incluso, que el lenguaje verbal. Con esta premisa es como desde el MIT ha creado el 'sociómetro', capaz de medir todas estas 'señales honestas', procesarlas en un ordenador y anticipar el comportamiento humano.
La buena noticia es que ya cuenta con experiencias en los que esta tecnología contribuye a mejoras de la productividad o, en el plano médico, a la detección de trastornos como la depresión. La mala es que es un arma de doble filo, puesto que del mismo modo que nos avanza cuándo nos van a lastimar y nos podemos proteger, al agresor también le anticipa en qué momento somos más vulnerables para un ataque.
De hecho, llevada la técnica al extremo podrían confeccionarse empresas de diseño, esto es, con el personal a la carta que según estas 'señales honestas' responderán únicamente del modo que nosotros deseemos y, dando una vuelta más de tuerca, sociedades enteras. ¿Asusta verdad?
Por mucho que Pentland me asegurara que trabaja con el World Economic Forum y con las autoridades norteamericanas para garantizar el correcto uso de estas señales, no puedo evitar pensar en 1984... y más aún en crisis.
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