Al rey le gusta la reventa
Cuando creía que nuestra corona, esa a la que tanto 'aprecio' tengo, no podía sorprenderme más, leo esta mañana una nueva razón para desear la llegada de la república. El Confidencial desvela que el rey vendió a finales de 2008 un Maserati Quattroporte, valorado en más de 150.000 euros, que le había regalado un jeque árabe. Se lo vendió al jefe de la patronal madrileña, Arturo Fernández, que pagó casi 100.000 euros; le hizo precio de amigo, dado que son íntimos. Fernández incrementaba así su colección de más de 150 coches de alta gama.
Este post, como casi todos, pero sobre todo éste, está escrito desde las entrañas y no puede decir que no sienta otra cosa sino asco. ¿Que es legal? Me da igual, ya ni lo sé ni me importa, pero me parece vergonzoso que el Jefe de Estado reciba un regalo como Jefe de Estado y lo revenda para beneficio propio... como si no tuviera ya suficientes privilegios, suficientes beneficios. ¿No debería haber revertido ese dinero al Estado, que a fin de cuentas siempre fue suyo?
La transparencia se hace cada vez más necesaria, mas imperativa, y las cuentas de la Casa Real deberían de ser auditadas -que no lo son- por un organismo independiente, porque a buen seguro que nos llevaríamos sorpresas y que las arcas del Estado nos lo agradecería. Mantener una institución como la Corona es un signo de involución, de inmadurez democrática que se aferra a la falsa seguridadque le aporta una institución anacrónica en la que se dan todos los ingredientes contra los que ha luchado la sociedad moderna: machismo, favoritismos y un claro atentado al derecho de igualdad.
Ojalá algún día nuestros ojos vean cómo evolucionamos como democracia, como sociedad, como país.
Este post, como casi todos, pero sobre todo éste, está escrito desde las entrañas y no puede decir que no sienta otra cosa sino asco. ¿Que es legal? Me da igual, ya ni lo sé ni me importa, pero me parece vergonzoso que el Jefe de Estado reciba un regalo como Jefe de Estado y lo revenda para beneficio propio... como si no tuviera ya suficientes privilegios, suficientes beneficios. ¿No debería haber revertido ese dinero al Estado, que a fin de cuentas siempre fue suyo?
La transparencia se hace cada vez más necesaria, mas imperativa, y las cuentas de la Casa Real deberían de ser auditadas -que no lo son- por un organismo independiente, porque a buen seguro que nos llevaríamos sorpresas y que las arcas del Estado nos lo agradecería. Mantener una institución como la Corona es un signo de involución, de inmadurez democrática que se aferra a la falsa seguridadque le aporta una institución anacrónica en la que se dan todos los ingredientes contra los que ha luchado la sociedad moderna: machismo, favoritismos y un claro atentado al derecho de igualdad.
Ojalá algún día nuestros ojos vean cómo evolucionamos como democracia, como sociedad, como país.
Sin comentarios