Los verdaderos indicadores económicos
Hoy estoy en Bilbao en un evento en el que se habla de la innovación aplicada a muchos campos: a la vida diaria, a la empresa, a la educación... a todo. Me ha gustado el enfoque que le han dado el evento, centrándose en la innovación aplicada, porque muchas veces este término de vuelve demasiado etéreo.
Sin embargo, cuando viajaba en el avión, venía leyendo Público y me ha sorprendido ver cómo el Banco de España hablaba de mejoría de la economía, de lo que otros llamaron en el pasado "brotes verdes"... siempre desde la más estricta cautela, claro, porque hemos llegado a un punto en el que nadie se moja. Pero, ¿saben qué es lo que me ha desanimado? Que uno de esos brotes, uno de esos indicadores de que la economía mejora, sigue siendo el número de matriculaciones de coches... qué, lógicamente a la luz del diagnóstico del Banco de España, han crecido.
Y eso me ha llevado a la siguiente reflexión: innovamos de puertas para afuera, en la tecnología, en los procesos... pero ¿innovamos en nosotros mismos? ¿Cuándo dejaremos de medir el crecimiento de la economía en el número de coches vendidos? A lo mejor deberíamos plantearnos la madurez de un país, de una sociedad, precisamente por lo contrario, por la caída en el número de matriculaciones. Eso sí que sería un cambio de modelo.
¿O no?
Sin embargo, cuando viajaba en el avión, venía leyendo Público y me ha sorprendido ver cómo el Banco de España hablaba de mejoría de la economía, de lo que otros llamaron en el pasado "brotes verdes"... siempre desde la más estricta cautela, claro, porque hemos llegado a un punto en el que nadie se moja. Pero, ¿saben qué es lo que me ha desanimado? Que uno de esos brotes, uno de esos indicadores de que la economía mejora, sigue siendo el número de matriculaciones de coches... qué, lógicamente a la luz del diagnóstico del Banco de España, han crecido.
Y eso me ha llevado a la siguiente reflexión: innovamos de puertas para afuera, en la tecnología, en los procesos... pero ¿innovamos en nosotros mismos? ¿Cuándo dejaremos de medir el crecimiento de la economía en el número de coches vendidos? A lo mejor deberíamos plantearnos la madurez de un país, de una sociedad, precisamente por lo contrario, por la caída en el número de matriculaciones. Eso sí que sería un cambio de modelo.
¿O no?
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