Subvenciones para Iberia
No me entiendan mal, que el argumento que sostengo a continuación, lo expongo desde el más absoluto reposo, lejos del resentimiento del pasajero desairado: ¿Se ha vuelto loca Iberia o cree que los españoles somos estúpidos? Ayer conocíamos su demanda de 20 millones de euros al Gobierno español, en compensación por la cancelación de vuelos debido a la nube de cenizas volcánicas que cubrió Europa.
Bien es cierto que las pérdidas que supuso el cierre del espacio aéreo del 15 al 21 de abril se tradujo en la cancelación de más de 1.000 vuelos, pero ¿qué culpa tiene de eso el Estado español? Se trataba de una cuestión de seguridad para los viajeros, por mucho que las aerolíneas se empeñaran en querer volar y, desde luego, no es el mejor momento ahora para exigir al Gobierno que subvencione a las aerolíneas. Más aún cuando Iberia tiene la desfachatez de descartar las causas naturales, como la nube de cenizas, como causa para compensar o indemnizar a los pasajeros, aunque la cancelación de alguno de estos vuelos haya supuesto la pérdida de algún negocio o de la firma de un contrato.
Si ella misma aplica esa norma al viajero, ¿por qué no predica con el ejemplo y se ajusta a su propia norma?
Es hora de que por fin el Estado deje de subvencionar a la empresa privada, como ya hizo con la Banca o la Automoción, para que mientras que el ciudadano de a pie vive con el agua al cuello, estas empresas anuncien resultados positivos y jugosos dividendos para sus accionistas.
Sencillamente, inapropiado. Vergonzoso.
Bien es cierto que las pérdidas que supuso el cierre del espacio aéreo del 15 al 21 de abril se tradujo en la cancelación de más de 1.000 vuelos, pero ¿qué culpa tiene de eso el Estado español? Se trataba de una cuestión de seguridad para los viajeros, por mucho que las aerolíneas se empeñaran en querer volar y, desde luego, no es el mejor momento ahora para exigir al Gobierno que subvencione a las aerolíneas. Más aún cuando Iberia tiene la desfachatez de descartar las causas naturales, como la nube de cenizas, como causa para compensar o indemnizar a los pasajeros, aunque la cancelación de alguno de estos vuelos haya supuesto la pérdida de algún negocio o de la firma de un contrato.
Si ella misma aplica esa norma al viajero, ¿por qué no predica con el ejemplo y se ajusta a su propia norma?
Es hora de que por fin el Estado deje de subvencionar a la empresa privada, como ya hizo con la Banca o la Automoción, para que mientras que el ciudadano de a pie vive con el agua al cuello, estas empresas anuncien resultados positivos y jugosos dividendos para sus accionistas.
Sencillamente, inapropiado. Vergonzoso.
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