El regreso de la pena de muerte
¿Cómo es el español medio? Pues, en primer lugar, satisfecho puesto que un 65% cree que su vida es mejor de lo que marcaban sus expectativas. ¿Y cómo nos definimos? Pues de una escala 1-10 nos consideramos familiares (7,23), trabajadores (7,14), independientes (6,60), responsables (6,57), solidarios (6,56), honrados (6,44) o tolerantes (6,34). Por contra, también creemos ser consumistas (8,25), preocupados sólo por el presente (6,75) o egoístas (6,33). Son datos de la última encuesta 'La visión de los españoles sobre sí mismos', realizada por FAD, el ministerio de Sanidad y Caja Madrid Obra Social.
Hasta ahí, lo anecdótico. Ahora, lo preocupante: Si en 2001 el porcentaje de españoles que justificaba la pena de muerte no alcanzaba el 27%, ahora roza el 36%. Y no es el rango de mayor edad el que más apoya esta práctica, sino precisamente el más joven, el que va de 15 a 24 años. Y lo que ya ha caído como un jarro de agua fría es que exista más tolerancia a la pena de muerte que a fumar en edificios públicos (sólo el 23,5% lo tolera).
Es para preguntarse, una vez más, qué clase de educación estamos dando a nuestros jóvenes, porque el hecho de que los mayores niveles de aceptación se encuentren en las acciones que se encuadran en el plano personal (tendencia sexual, aborto, consumo de alcohol o drogas, etc.) no me sorprende, más aún teniendo en cuenta que cada vez más este plano se ve amenazado por las injerencias del Estado, pero que retrocedamos tanto en la escala de valores de la vida humana me aterra. Que vayamos camino de ser como las sociedades destestables de algunos estados de EEUU o de países de Oriente me inquieta en extremo.Y lo malo de informes como éste es que son descriptivos, pero no buscan el porqué de las conclusiones. Ahí está el quid de la cuestión.
Otro dato interesante es cómo ha bajado significativamente el interés por los temas religiosos, justo en pleno anunció de lo que costará la visita del papa a Santiago de Compostela: 4 millones de euros. Y eso, en crisis. Toma austeridad cristiana.
Hasta ahí, lo anecdótico. Ahora, lo preocupante: Si en 2001 el porcentaje de españoles que justificaba la pena de muerte no alcanzaba el 27%, ahora roza el 36%. Y no es el rango de mayor edad el que más apoya esta práctica, sino precisamente el más joven, el que va de 15 a 24 años. Y lo que ya ha caído como un jarro de agua fría es que exista más tolerancia a la pena de muerte que a fumar en edificios públicos (sólo el 23,5% lo tolera).
Es para preguntarse, una vez más, qué clase de educación estamos dando a nuestros jóvenes, porque el hecho de que los mayores niveles de aceptación se encuentren en las acciones que se encuadran en el plano personal (tendencia sexual, aborto, consumo de alcohol o drogas, etc.) no me sorprende, más aún teniendo en cuenta que cada vez más este plano se ve amenazado por las injerencias del Estado, pero que retrocedamos tanto en la escala de valores de la vida humana me aterra. Que vayamos camino de ser como las sociedades destestables de algunos estados de EEUU o de países de Oriente me inquieta en extremo.Y lo malo de informes como éste es que son descriptivos, pero no buscan el porqué de las conclusiones. Ahí está el quid de la cuestión.
Otro dato interesante es cómo ha bajado significativamente el interés por los temas religiosos, justo en pleno anunció de lo que costará la visita del papa a Santiago de Compostela: 4 millones de euros. Y eso, en crisis. Toma austeridad cristiana.
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