"Me he encontrado gente en COGAM que ni siquiera sabe qué es Stonewall"
Nueva entrega del material recogido con motivo del Orgullo LGTB; en este post, expongo alguna de las reflexiones hechas por Mili Fernández, lesbiana y librera propietaria de la Librería Berkana, que jugó un papel fundamental en el activismo LGTB hace unos años. Hoy, en cambio, se encuentra más retirada de la primera fila, un tanto desencantada por el modo en que se organizan los movimientos.
Desde su punto de vista, "muchos gays no tienen ni idea de los que somos ni de dónde venimos; hasta me he encontrado a gente en COGAM que ni siquiera sabían qué era Stonewall". Ese es, a su modo de ver, una de las grandes carencias en el activismo LGTB, "a los colectivos les falta discurso, pensamiento, están vacíos y, de hecho, temen a quienes sí que lo tienen, como la intelectualidad. ¿Cómo se explica si no que no inviten jamás a ningún acto a un intelectual? Porque haberlos, los hay".
En esa misma línea, Mili entiende que sí que hay jóvenes LGTB que destacan, que llegan con ganas, pero se encuentran con la esclerosis de los colectivos más tradicionales, un tanto oficialistas "que siguen anclados en los estereotipos de las musculocas; los colectivos deberían estar en manos de jóvenes de 28 años". Incluso, llega a rebajar el papel de algunos colectivos a la mera función socializadora, por lo que afirma que "si en las grandes ciudades desaparecieran, tampoco pasaría gran cosa".
Respecto a ella, afirma que "ser gay es un actitud política ante la vida" y senala que "pertenezco a dos mundos, el que me tocó y el que me construí". Mili espera una mayor visibilidad de todas las personas LGTB para "poder conseguir lo que han logrado en otros países con legislaciones mucho menos avanzadas que la española".
Desde su punto de vista, "muchos gays no tienen ni idea de los que somos ni de dónde venimos; hasta me he encontrado a gente en COGAM que ni siquiera sabían qué era Stonewall". Ese es, a su modo de ver, una de las grandes carencias en el activismo LGTB, "a los colectivos les falta discurso, pensamiento, están vacíos y, de hecho, temen a quienes sí que lo tienen, como la intelectualidad. ¿Cómo se explica si no que no inviten jamás a ningún acto a un intelectual? Porque haberlos, los hay".
En esa misma línea, Mili entiende que sí que hay jóvenes LGTB que destacan, que llegan con ganas, pero se encuentran con la esclerosis de los colectivos más tradicionales, un tanto oficialistas "que siguen anclados en los estereotipos de las musculocas; los colectivos deberían estar en manos de jóvenes de 28 años". Incluso, llega a rebajar el papel de algunos colectivos a la mera función socializadora, por lo que afirma que "si en las grandes ciudades desaparecieran, tampoco pasaría gran cosa".
Respecto a ella, afirma que "ser gay es un actitud política ante la vida" y senala que "pertenezco a dos mundos, el que me tocó y el que me construí". Mili espera una mayor visibilidad de todas las personas LGTB para "poder conseguir lo que han logrado en otros países con legislaciones mucho menos avanzadas que la española".
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