IU se pierde entre pataletas electorales
Izquierda Unida (IU) es, de lejos, la formación política que más ha luchado por cambiar a ley electoral actual, en el que la representatividad por el número de votos es relativa y a partidos como el que lidera Cayo Lara les llevan a obtener menos escaños, a pesar de contar con muchos más votos.
Sin embargo, una cosa es luchar por cambiar esa ley electoral y otra muy distinta patalear... y las últimas declaraciones del coordinador general de IU parecen más una rabieta que algo digno de un partido como el que dirige. Querer poner nombres y apellidos a los diputados de otras formaciones que ocupan los escaños que con otra ley y por el número de votos en las últimas elecciones corresponderían a IU es, sencillamente, perder el norte. Para empezar, porque esos diputados no son culpables de nada más que de aprovechar una ley electoral aprobada legalmente y que rige nuestro sistema.
Quizás, el bueno de Lara debería ocuparse más de por poner en orden en su partido, el mismo que en tiempos pasados y con la misma ley electoral consiguió ser la tercera fuerza política del país y el partido bisagra por delante de los nacionalistas catalanes. Si esta ley que quiere cambiar -y que, ojo, yo también soy partidario de modificar- es el denominador común en ambas situaciones, ¿cuál es el problema? Claramente, el partido, IU, cuyos mensajes ya no encantan a su electorado que, primero por el voto útil contra la derecha y después por el simple desencanto, miran hacia otros partidos políticos.
Sin embargo, una cosa es luchar por cambiar esa ley electoral y otra muy distinta patalear... y las últimas declaraciones del coordinador general de IU parecen más una rabieta que algo digno de un partido como el que dirige. Querer poner nombres y apellidos a los diputados de otras formaciones que ocupan los escaños que con otra ley y por el número de votos en las últimas elecciones corresponderían a IU es, sencillamente, perder el norte. Para empezar, porque esos diputados no son culpables de nada más que de aprovechar una ley electoral aprobada legalmente y que rige nuestro sistema.
Quizás, el bueno de Lara debería ocuparse más de por poner en orden en su partido, el mismo que en tiempos pasados y con la misma ley electoral consiguió ser la tercera fuerza política del país y el partido bisagra por delante de los nacionalistas catalanes. Si esta ley que quiere cambiar -y que, ojo, yo también soy partidario de modificar- es el denominador común en ambas situaciones, ¿cuál es el problema? Claramente, el partido, IU, cuyos mensajes ya no encantan a su electorado que, primero por el voto útil contra la derecha y después por el simple desencanto, miran hacia otros partidos políticos.
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