Marruecos marca el ritmo
Marruecos marca el ritmo. A decir verdad y desde que ocupó ilegalmente el Sáhara Occidental, siempre lo ha hecho. Y España calla y obedece. Es una realidad. Y el hecho de que España guarde el más rotundo silencio ante las brutales represiones vividas en las últimas semanas en el Aiún, mientras Marruecos convoca al embajador español por los incidentes en Melilla lo ratifica.
Hablemos claro: Marruecos está en su completo derecho de llamar al embajador si considera que los últimos hechos en la frontera con Melilla así lo merecen. Otra cosa es que cuando lo haga, le 'escupa' a la cara a nuestro Gobierno "la gran indignación del Gobierno de su majestad el rey por el inaceptable empleo, una vez más, de la violencia física contra ciudadanos marroquíes en el acceso a la ciudad ocupada de Melilla". Y España y, en concreto Moratinos, al que hace unos días su subordinado le calificaba de "estratega, un hombre con visión de futuro", ni se inmuta.
La imagen de sumisión es total y, desde luego, totalmente injustificable... ni siquiera por los intereses comerciales, que no son suficientes, no compensan con la imagen de fragilidad, de impotencia española ante el dictador marroquí. ¿Hasta cuándo seguiremos así? ¿Por qué se descuida, se olvida la política exterior que atañe directamente a los Derechos Humanos? Son preguntas que espero que algún día sea capaz de responder un gobernante español honesto, sea del signo que sea.
Ese gobernante, desafortunadamente, aún no ha pasado por la Moncloa. Lástima.
Hablemos claro: Marruecos está en su completo derecho de llamar al embajador si considera que los últimos hechos en la frontera con Melilla así lo merecen. Otra cosa es que cuando lo haga, le 'escupa' a la cara a nuestro Gobierno "la gran indignación del Gobierno de su majestad el rey por el inaceptable empleo, una vez más, de la violencia física contra ciudadanos marroquíes en el acceso a la ciudad ocupada de Melilla". Y España y, en concreto Moratinos, al que hace unos días su subordinado le calificaba de "estratega, un hombre con visión de futuro", ni se inmuta.
La imagen de sumisión es total y, desde luego, totalmente injustificable... ni siquiera por los intereses comerciales, que no son suficientes, no compensan con la imagen de fragilidad, de impotencia española ante el dictador marroquí. ¿Hasta cuándo seguiremos así? ¿Por qué se descuida, se olvida la política exterior que atañe directamente a los Derechos Humanos? Son preguntas que espero que algún día sea capaz de responder un gobernante español honesto, sea del signo que sea.
Ese gobernante, desafortunadamente, aún no ha pasado por la Moncloa. Lástima.
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