Europa se rompe

Europa se rompe. Es un hecho. Las deportaciones de gitanos rumanos desde Francia y el silencio del resto de los países es absolutamente intolerable. Nadie -España no es una excepción- quiere llevar la contraria a Sarkozy y, en esta cuestión, no criticar es sinónimo de apoyar. A lo que no tienen reparos a la hora de criticar es a la contundente Viviane Reding, que se ha quedado sola en su defensa, no sólo del pueblo gitano, sino además, de los principios básicos de la Unión Europea.

Es algo, sencillamente, que no me explico y que arroja nuevas pruebas de que la Unión Europea es una falacia, como la ONU, organismos o instituciones en los que se sacrifica su esencia cuando quien la pisotea es uno de los poderosos. Si quien hubiera practicado las deportaciones fuera Bélgica, por ejemplo, es muy posible que la reacción hubiera sido diferente.

Y en mitad de mi perplejidad por este atropello, aún quedé más sorprendido cuando en una cena la pasada noche con unos amigos, compañeros de profesión para más señas, comprobé cómo aún se mantiene ese odio visceral contra los gitanos, tirando de tópicos como "les regalan los pisos y arrancan el cobre y las tuberías para venderlos". Creo que la realidad gitana está ya muy alejada de eso. No digo que no haya casos, por supuesto, pero no con la entidad suficiente para llevar a la generalización e identificar al gitano con un criminal. Por esa regla de tres, los payos seríamos todos unos delincuentes y unos maltratadores. Pero en ese caso, curiosamente, no generalizamos.

Esa actitud, la de mis colegas de anoche, es precisamente la que sostiene a Sarkozy, la que contribuye a una nueva ruptura de Europa y que no permitirá jamás el sueño europeo.