Rodiezmo o la conjura desesperada
Dejando a un lado el 'ruido' generado por ETA con su anuncio de alto el fuego -ya circulan demasiados análisis al respecto en la red- me centraré hoy en el artículo que firma hoy Juanma Romero desde Rodiezmo en Público. La idea general que se desprende de las opiniones de los mineros y, sobre todo, ex mineros en el artículo, es que siguen siendo fieles a Rodríguez Zapatero a pesar de que éste ha faltado este año a su cita anual en León (la misma que el año pasado suscitó tanta polémica por la manipulación de una foto con Aído y Pajín que, este año, también se han esfumado velando por su futuro).
Esta fidelidad se plasma en puyitas a los sindicatos con declaraciones como que "la huelga no va a solucionar nada". Yo estoy de acuerdo y hasta tengo mis dudas del seguimiento real que se va a hacer de la misma. Pero lo que me llama la atención es esa rotundidad y, sobre todo, ese testimonio anónimo que apela a lo mal que lo pasaron los mineros durante la dictadura. Yo diría más: lo bien que lo han pasado con Zapatero comparado a cómo se tendrían que haber ajustado de acuerdo a lo moral. Me explico: Ilegelidad no se ha cometido -faltaría más-, pero si por algo se ha caracterizado el gobierno de ZP es por mirar a otro lado cuando la Unión Europea en pleno le instaba a que dejara de subvencionar el carbón español, que es ineficiente, caro y mucho más contaminante que el polaco, por ejemplo. Y además, plasmando una nueva contradicción de discurso entre lo que habla -aquello de que "somos hijos del viento"-, y lo que hace, pues en términos medio ambientales mantener la minería nacional es un error. Pero tanto la Administración Zapatero, como las regionales y locales sean del signo que fuere, han preferido agonizar todos estos años y pronto empezarán a patalear.
Y por duro que suene, el sector minero debe asumir en esta historia su particular cuota de culpa, puesto que no ha hecho gran cosa por reconvertir su sector. Como ha sucedido en otros, como el agrícola, se ha seguido la máximo de 'coge el dinero y corre'. Ahora les pillará el toro, porque en 2014 ninguna explotación minera podrá seguir operando en la UE si para ello necesita subvenciones públicas. Y en España, eso es prácticamente la totalidad de las minas. Nuestro país tenía hace 25 años 52.910 mineros del carbón. Hoy hay 7.967 -eso sí, muchos más prejubilados desde los cuarenta y con unas pensiones y beneficios mejores que muchos otros trabajadores.
Así que no me sorprende la fidelidad de un sector que, entre otros motivos, subsiste gracias a las incoherencias de Zapatero, gran amigo, por otro lado, de empresarios mineros como el leonés Victorino Alonso cuya empresa, a pesar de haber sido imputado por fraude fiscal y medio ambiental por sus cielos abiertos, sigue obteniendo las mayores subvenciones del sector. Eso sí, para enriquecerse porque los mineros cada vez huelen menos su nómina. Los tiempos han cambiado pero me temo que ni esas muestras de amor desmedido hacia Zapatero podrán salvarles ya. Otro sector que llega tarde a su hora.
Y veremos más.
Esta fidelidad se plasma en puyitas a los sindicatos con declaraciones como que "la huelga no va a solucionar nada". Yo estoy de acuerdo y hasta tengo mis dudas del seguimiento real que se va a hacer de la misma. Pero lo que me llama la atención es esa rotundidad y, sobre todo, ese testimonio anónimo que apela a lo mal que lo pasaron los mineros durante la dictadura. Yo diría más: lo bien que lo han pasado con Zapatero comparado a cómo se tendrían que haber ajustado de acuerdo a lo moral. Me explico: Ilegelidad no se ha cometido -faltaría más-, pero si por algo se ha caracterizado el gobierno de ZP es por mirar a otro lado cuando la Unión Europea en pleno le instaba a que dejara de subvencionar el carbón español, que es ineficiente, caro y mucho más contaminante que el polaco, por ejemplo. Y además, plasmando una nueva contradicción de discurso entre lo que habla -aquello de que "somos hijos del viento"-, y lo que hace, pues en términos medio ambientales mantener la minería nacional es un error. Pero tanto la Administración Zapatero, como las regionales y locales sean del signo que fuere, han preferido agonizar todos estos años y pronto empezarán a patalear.
Y por duro que suene, el sector minero debe asumir en esta historia su particular cuota de culpa, puesto que no ha hecho gran cosa por reconvertir su sector. Como ha sucedido en otros, como el agrícola, se ha seguido la máximo de 'coge el dinero y corre'. Ahora les pillará el toro, porque en 2014 ninguna explotación minera podrá seguir operando en la UE si para ello necesita subvenciones públicas. Y en España, eso es prácticamente la totalidad de las minas. Nuestro país tenía hace 25 años 52.910 mineros del carbón. Hoy hay 7.967 -eso sí, muchos más prejubilados desde los cuarenta y con unas pensiones y beneficios mejores que muchos otros trabajadores.
Así que no me sorprende la fidelidad de un sector que, entre otros motivos, subsiste gracias a las incoherencias de Zapatero, gran amigo, por otro lado, de empresarios mineros como el leonés Victorino Alonso cuya empresa, a pesar de haber sido imputado por fraude fiscal y medio ambiental por sus cielos abiertos, sigue obteniendo las mayores subvenciones del sector. Eso sí, para enriquecerse porque los mineros cada vez huelen menos su nómina. Los tiempos han cambiado pero me temo que ni esas muestras de amor desmedido hacia Zapatero podrán salvarles ya. Otro sector que llega tarde a su hora.
Y veremos más.
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