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El cadáver de Babi Hamadi Buyema, el saharaui de nacionalidad española, en la morgue del hospital civil Mulay Hassan Ben el Mehdi. Tomás Bárbulo |
Hoy se pueden leer las crónicas de los periodistas de El País y El Mundo que aceptaron el viaje del 'tour operador Mohamed VI', fletado por 'aerolíneas Zapatero'. Me ha sorprendido
la crónica del gran Tomás Bárbulo, porque después de leerla a uno le dan ganas de preguntar
"¿Y qué esperabas, si estás en un viaje organizado?". Y sorprende porque Bárbulo es uno de los periodistas que mejor conocen el conflicto, con obras en su haber como la gran
'La historia prohibida de Sáhara español' -no en vano vivió en El Aaiún hasta la Marcha Verde.
De su crónica me quedo con la respuesta del gobernador Jelmouss en referencia a las torturas de la Cárcel Negra:
"¿Cómo se sabe que esas personas no fueron torturadas por otros prisioneros? No hay torturas aquí. Hace mucho tiempo que nuestro país sigue el camino de la democracia y los derechos humanos". En el lado opuesto, las declaraciones de Leila Lili, una activista llena de moratones:
"Me pegaron toda la noche con barras, patadas, puñetazos. Al final me obligaron a poner la huella dactilar en una declaración que ni siquiera pude leer". |
Ahmed Yeddou Salem Lecuara muestra sus heridas. Fundación Sáhara Occidental |
La enviada especial de El Mundo, Ana Romero, da una visión distinta de la ciudad -sobre todo en la edición papel-, de
El Aaiún en el que nada se mueve, en el que el gobierno marroquí tiene toda una red de delatores entre los civiles donde impera el miedo -al más puro estilo de la Inquisición española cuando expulsaba a los moriscos-. Crónica que se complementa con
el artículo de Marta Arroyo, en la que el saharaui Ahmed Salem Yedoou Lecuara, que ha conseguido llegar a Las Palmas desde El Aaiún, cuenta cómo tuvo que firmar una declaración, que no le dejaron leer, en la que supuestamente confesaba haber sido
"salvado" por las fuerzas de seguridad marroquíes de las mafias que controlaban el campamento de protesta de Geim Ibki. Como 'aliciente' para firmar
"me golpearon con porras y me colgaron boca abajo con las manos atadas a la espalda".Noticia de última hora: 15 días después del brutal asalto al campamento saharaui, la ministra Jiménez sigue sin tener información de lo que sucedió. Viva el siglo XXI y las autopistas de la información.
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