La sociedad que explota
Si les digo si han oído hablar de Pere Puig es muy posible que no caigan, pero si les dijo que es el hombre que ayer asesinó a cuatro personas a tiros en Olot, seguro que les suena. ¿Qué movió a Puig a ejecutar esta matanza? La pura desesperación, que se apoderó por completo de él y le llevó a la locura. Un hombre que no cobraba por el trabajo realizado para Construccions Tubert, que fue despedido, que el banco no le pagaba el finiquito porque se trataba de un cheque sin fondos... y las Navidades, y albañil, sólo albañil, y 57 años... y el paro... y ¡BOOM! Explotó.
En absoluto es justificable, no me entiendan mal, pero la tensión se apodera de toda Europa. Disturbios en Londres, en Roma contra Berlusconi, ayer mismo en Atenas... La ciudadanía comienza a estar harta de la mala gestión de sus mandatarios. ¿Es demasiado temerario comparar los crímenes de Olot con todas estas revueltas? Sí y no, porque de lo que no cabe duda es de que el origen es el mismo: la impotencia, la frustración de haberlo hecho todo bien y, aún así, ver que te quedas en la estacada, ver cómo quienes toman las riendas del país lo llevan a pique, mientras ellos y los más poderosos son los que salen a flote... y ¡BOOM!
La sociedad va a explotar. También aquí en España, donde parece que nos cuesta movilizarnos, donde pecamos de un conformismo que nos lleva a la tumba... ese conformismo que nos anestesia y, para cuando nos despertamos, ya estamos abiertos en canal... pero hay que reaccionar, hay que salir a la calle, hay que rebelarse contra las políticas ineficientes, contra la improvisación, contra el oportunismo político. Hay que dar una lección a quienes nos la han querido dar previamente... y un buen comienzo sería la juventud, ese más de medio millón de jóvenes que ni estudia ni trabaja. A por ellos.
En absoluto es justificable, no me entiendan mal, pero la tensión se apodera de toda Europa. Disturbios en Londres, en Roma contra Berlusconi, ayer mismo en Atenas... La ciudadanía comienza a estar harta de la mala gestión de sus mandatarios. ¿Es demasiado temerario comparar los crímenes de Olot con todas estas revueltas? Sí y no, porque de lo que no cabe duda es de que el origen es el mismo: la impotencia, la frustración de haberlo hecho todo bien y, aún así, ver que te quedas en la estacada, ver cómo quienes toman las riendas del país lo llevan a pique, mientras ellos y los más poderosos son los que salen a flote... y ¡BOOM!
La sociedad va a explotar. También aquí en España, donde parece que nos cuesta movilizarnos, donde pecamos de un conformismo que nos lleva a la tumba... ese conformismo que nos anestesia y, para cuando nos despertamos, ya estamos abiertos en canal... pero hay que reaccionar, hay que salir a la calle, hay que rebelarse contra las políticas ineficientes, contra la improvisación, contra el oportunismo político. Hay que dar una lección a quienes nos la han querido dar previamente... y un buen comienzo sería la juventud, ese más de medio millón de jóvenes que ni estudia ni trabaja. A por ellos.
Sin comentarios