Malos humos en la Botella

ABC publica hoy una noticia que, a pesar de suponer el cese de algún negocio, es una buena noticia. Con el titutar "Se vende gasolinera por crisis", el artículo explica cómo los efectos de la crisis, sumada la escalada de precios de los carburantes, han provocado que la ventas en las estaciones de servicio hayan caído hasta un 8%. La buena noticia es que, aunque sea por una mera cuestión de economía y no de conciencia ecológica, se utiliza menos el coche y, en su favor, más el transporte público. Eso es siempre una gran noticia.

Paralelamente, ayer mismo podía leer en El País la noticia de cómo, por primera vez, la concejala de Medio Ambiente del ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, admitía que Madrid supera los límites de contaminación impuestos por la Unión Europea... y eso que las estaciones medidoras se han 'depurado'. ¿Cómo? Desmantelando las que estaban situadas en los puntos más contaminantes de la ciudad, como el Paseo de la Castellana.

Lo que choca en las dos noticias es que Botella considera que, hoy por hoy, reducir el tráfico a la mitad en Madrid "no es posible", aunque seria la solución, no sólo para cumplir con la normativa europea sino, además, para no seguir envenenando a los ciudadanos. Dos observaciones: el hecho de que no se pueda reducir a la mitad no es óbice para que se restrinja ya el tráfico rodado en la almendra central; y dos, ¿no es posible hoy poy hoy o no es posible justo antes de las elecciones municipales? El alcalde Gallardón ya lo advirtió, que en la próxima legislatura sí restringirá el tráfico. Si la contaminación ha alcanzado estos límites, ¿por qué no adelantar la medida?

Quizás es que están entrando en consideración aspectos en los que la salud de los ciudadanos no tiene ningún peso. Y eso también es contaminación... a la Democracia misma.