Universidad o la meritocracia a golpe de talonario
La edición digital de Público abre hoy con la noticia de los planes del Gobierno central para subir las tasas universitarias... excepto para los que denomina 'buenos' estudiantes. Según su hoja de ruta, quienes no repitan nunca no pagarán más del 15% del coste de sus estudios, pero quienes se matriculen por segunda vez pagarán un máximo de un 50% del coste medio y, si lo hacen una tercera vez, pagarán el 100%.
Al Gobierno le gusta hablar más de recorte de las subvenciones -no confundir con las becas- que de subida de tasas. Viene a ser lo mismo, no hagamos demagogia, porque los impuestos que pagan los ciudadanos son los que está cubriendo esa educación, esa subvención. Contrataatacando ese argumento, al Gobierno también le gusta presumir de que España es uno de los países con menor carga fiscal de la Unión Europea. Sí y no.
La carga fiscal del IRPF es verdad que es más baja que en otros países del a Unión Europa, pero no es menos cierto que nuestros sueldos, también son mucho más bajos respecto a los países con los que, de nuevo a nuestro Gobierno, le gusta compararse. Si miramos el cuadro adjunto (pinchar para ampliar) elaborado por Eurostat, además de ver que contiene un error en el salario mínimo interprofesional de España -no es de 748 euros, sino de 641,40 euros mensuales- podemos comprobar cuán lejos estamos de Francia, con sus 1.365 euros o Reino Unido, con sus 1.139 euros. Y habrá quien diga que el salario da lo mismo cuando hablamos de carga fiscal, porque ésta se mide en porcentaje, no en cuantía neta, pero entonces nos debemos remitir al diálogo de Bardem en Los lunes al sol, cuando explica el valor real de un euro, que no vale lo mismo para el pobre que para el rico.
¿De qué no le gusta hablar a nuestro Gobierno? Del agujero negro que supone el fraude fiscal, un agujero de unos 80.000 millones de euros en economía sumergida y tolerada porque, si no fuera así dada la gestión de la Administración -ya sea la de Zapatero o a la de Aznar- habría una auténtica revolución y las cárceles llenas. Tampoco le gusta hablar de que la carga fiscal para las empresas es de las más altas de Europa. No piensen en las grandes, piensen en las pequeñas empresas, en esas pymes que sustentan más del 90% del tejido empresarial de nuestro país y para los que los impuestos suponen actualmente el 56,9% de los beneficios. Así, es complicado que puedan ser competitivas -aunque podrían, que su cuota de responsabilidad también tienen-, y también es complicado generar empleo. Y por eso, ahora ser irán muchos ingenieros a países como Alemania.
¿Qué sucede? Y volvemos a los estudiantes... que cada vez con más frecuencia, el universitario ha de compaginar sus estudios con trabajos precarios, de los que recibe poco dinero pero que le roba mucho tiempo. Así, es complicado sacar todas las asignaturas y las probabilidad de suspender alguna es muy alta. Con el nuevo escenario que dibuja nuestro Gobierno, perderemos universitarios, sobre todos las mentes brillantes con pocos medios económicos, y primaremos a lostontos ineptos ricos. Es una simplificación, lo sé, pero que sirve para, de un golpe de efecto, expresar la preocupación que surge de ese tipo de políticas que parecen primar una meritocracia a golpe de talonario.
Al Gobierno le gusta hablar más de recorte de las subvenciones -no confundir con las becas- que de subida de tasas. Viene a ser lo mismo, no hagamos demagogia, porque los impuestos que pagan los ciudadanos son los que está cubriendo esa educación, esa subvención. Contrataatacando ese argumento, al Gobierno también le gusta presumir de que España es uno de los países con menor carga fiscal de la Unión Europea. Sí y no.
La carga fiscal del IRPF es verdad que es más baja que en otros países del a Unión Europa, pero no es menos cierto que nuestros sueldos, también son mucho más bajos respecto a los países con los que, de nuevo a nuestro Gobierno, le gusta compararse. Si miramos el cuadro adjunto (pinchar para ampliar) elaborado por Eurostat, además de ver que contiene un error en el salario mínimo interprofesional de España -no es de 748 euros, sino de 641,40 euros mensuales- podemos comprobar cuán lejos estamos de Francia, con sus 1.365 euros o Reino Unido, con sus 1.139 euros. Y habrá quien diga que el salario da lo mismo cuando hablamos de carga fiscal, porque ésta se mide en porcentaje, no en cuantía neta, pero entonces nos debemos remitir al diálogo de Bardem en Los lunes al sol, cuando explica el valor real de un euro, que no vale lo mismo para el pobre que para el rico.
¿De qué no le gusta hablar a nuestro Gobierno? Del agujero negro que supone el fraude fiscal, un agujero de unos 80.000 millones de euros en economía sumergida y tolerada porque, si no fuera así dada la gestión de la Administración -ya sea la de Zapatero o a la de Aznar- habría una auténtica revolución y las cárceles llenas. Tampoco le gusta hablar de que la carga fiscal para las empresas es de las más altas de Europa. No piensen en las grandes, piensen en las pequeñas empresas, en esas pymes que sustentan más del 90% del tejido empresarial de nuestro país y para los que los impuestos suponen actualmente el 56,9% de los beneficios. Así, es complicado que puedan ser competitivas -aunque podrían, que su cuota de responsabilidad también tienen-, y también es complicado generar empleo. Y por eso, ahora ser irán muchos ingenieros a países como Alemania.
¿Qué sucede? Y volvemos a los estudiantes... que cada vez con más frecuencia, el universitario ha de compaginar sus estudios con trabajos precarios, de los que recibe poco dinero pero que le roba mucho tiempo. Así, es complicado sacar todas las asignaturas y las probabilidad de suspender alguna es muy alta. Con el nuevo escenario que dibuja nuestro Gobierno, perderemos universitarios, sobre todos las mentes brillantes con pocos medios económicos, y primaremos a los
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