El horror de censurar el horror
El hecho de que la Fiscalía de Barcelona haya iniciado el trámite de una denuncia contra Ángel Sala, al frente del Festival de Cine Fantástico de Sitges, por la proyección de la polémica película A Serbian Film en la última edición del certamen, es una mala noticia... y una canallada. La buena noticia es que los principales festivales de cine del país se han plantado contra este acto de clara censura.
La denuncia viene motivada porque en el largometraje dirigido por el serbio Srdjan Spasojevic aparecen varias escenas de violaciones a menores. Esa es la causa por la que se quiere juzgar a Sala o por el que, por ejemplo, no se pudo proyectar la película en el Festival de Donosti... aunque, precisamente por ello, se llevó el Premio del Público por "convertirse en símbolo de la libertad de expresión".
¿Qué sucede en España? ¿Por qué se cortan de esta manera tan ruin las libertades individuales? El cine es cine y cada uno elige lo que quiere ver. Spasojevic sólo se ha limitado a retratar, con una estética oscura, el horror que ha engendrado la sociedad en la que vivimos. Ni más, ni menos, a pesar de que lo hayan llegado a calificar de 'catálogo de horrores inmoral'. No hace apología de la pedofilia ni de la pederastia, sólo la retrata. ¿Es eso un delito? ¿Proyectar esa asquerosa realidad es un crimen? Algunos piensan que sí, imagino que en su afán por negar una realidad que existe, que cada día, lamentablemente, es más patente. Sólo en 2009 la red social de Microsoft Windows Live registró 10.000 denuncias por posible pedofilia, pederastia o pornografía infantil... en Madrid. Imaginen en todo el mundo.
No es desacertada la apreciación de José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, al indicar que "no somos ningunos pervertidos, tenemos hijos. No vamos a programar ningún contenido que suponga un delito, pero hay que distinguir lo que es ficción de lo que no lo es. ¿O vamos a quemar todos los ejemplares de Lolita, de Nabokov?".
Hay mejores maneras de educar a nuestros jóvenes que censurar el cine, porque eso sienta peligrosos precedentes. Y la censura, venga de la izquierda o de la derecha, es censura. Y es asquerosa.
La denuncia viene motivada porque en el largometraje dirigido por el serbio Srdjan Spasojevic aparecen varias escenas de violaciones a menores. Esa es la causa por la que se quiere juzgar a Sala o por el que, por ejemplo, no se pudo proyectar la película en el Festival de Donosti... aunque, precisamente por ello, se llevó el Premio del Público por "convertirse en símbolo de la libertad de expresión".
¿Qué sucede en España? ¿Por qué se cortan de esta manera tan ruin las libertades individuales? El cine es cine y cada uno elige lo que quiere ver. Spasojevic sólo se ha limitado a retratar, con una estética oscura, el horror que ha engendrado la sociedad en la que vivimos. Ni más, ni menos, a pesar de que lo hayan llegado a calificar de 'catálogo de horrores inmoral'. No hace apología de la pedofilia ni de la pederastia, sólo la retrata. ¿Es eso un delito? ¿Proyectar esa asquerosa realidad es un crimen? Algunos piensan que sí, imagino que en su afán por negar una realidad que existe, que cada día, lamentablemente, es más patente. Sólo en 2009 la red social de Microsoft Windows Live registró 10.000 denuncias por posible pedofilia, pederastia o pornografía infantil... en Madrid. Imaginen en todo el mundo.
No es desacertada la apreciación de José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, al indicar que "no somos ningunos pervertidos, tenemos hijos. No vamos a programar ningún contenido que suponga un delito, pero hay que distinguir lo que es ficción de lo que no lo es. ¿O vamos a quemar todos los ejemplares de Lolita, de Nabokov?".
Hay mejores maneras de educar a nuestros jóvenes que censurar el cine, porque eso sienta peligrosos precedentes. Y la censura, venga de la izquierda o de la derecha, es censura. Y es asquerosa.
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