Exclusión aérea: aprendiendo de Bosnia
Ya es definitivo: habrá intervención de las Naciones Unidas en Libia para establecer la zona de exclusión aérea. Así lo ha ratificado la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que se ha producido cierta división. De los miembros permanentes, Rusia y China se han abstenido, reculando de su sorprendente apoyo a la Resolución 1970 en la que se imponían sanciones a Libia, la prohibición de viajar y la congelación de activos de Gadafi y de varios funcionarios clave, y se condenaba la violenciade los mercenarios del dictador libio. Pero la reacción más sorprendente ha sido la de Alemania, miembro no permanente pero que se ha abstenido -junto a Brasil e India- y se ha negado a enviar fuerzas militares.
Aprendamos de la historia: una zona de exclusión aérea no es la panacea, como algunos han querido ver. En la guerra de Bosnia, esta media se adoptó por parte de la ONU en octubre de 1992 y la masacre de Srebrenica tuvo lugar en julio de 1995. En cierto modo, es un lavado de conciencia para una Comunidad Internacional cómplice de lo que está sucediendo: la ONU jamás se opuso a la venta de armas a las dictaduras musulmanas y, ahora, ha demorado demasiado esta medida, siendo testigo de la matanza que estaba teniendo lugar entre libios.
Gadafi se ha comparado con Franco y su entrada en Madrid para escenificar la que él mismo hará en Bengasi, asegurando que "estas son las últimas horas de esta tragedia, llegaremos esta noche y no tendremos compasión". La comparación no es tan descabellada... El maestro Meneses lo decía hace unos días: "Europa hace con Libia lo que Francia y Reino Unido hicieron con España en 1936: Dejar que se maten los libios como se hizo con los españoles". Y no le falta razón.
Debemos escapar de las olas de optimismo que ya he podido leer en algunos medios esta mañana, porque de intervenciones militares fallidas está repleta la historia, porque EEUU no se puede permitir otro frente militar en Oriente, porque la zona de exclusión aérea nada hace contra los poderosos tanques de Gadafi que apuntan ya a Bengasi... ¿Qué hará la ONU si Gadafi consigue su objetivo? ¿Por qué la Liga Árabe no se ha desmarcado, por qué muestra su debilidad salvo cuando se trata de disparar el precio del petróleo? Habrá que esperar a los acontecimientos...
Y mientras, ojo, Occidente distraído del proceso democrático de Egipto, con 13 veces más población que Libia y epicentro de las revueltas sociales del norte de África.
Aprendamos de la historia: una zona de exclusión aérea no es la panacea, como algunos han querido ver. En la guerra de Bosnia, esta media se adoptó por parte de la ONU en octubre de 1992 y la masacre de Srebrenica tuvo lugar en julio de 1995. En cierto modo, es un lavado de conciencia para una Comunidad Internacional cómplice de lo que está sucediendo: la ONU jamás se opuso a la venta de armas a las dictaduras musulmanas y, ahora, ha demorado demasiado esta medida, siendo testigo de la matanza que estaba teniendo lugar entre libios.
Gadafi se ha comparado con Franco y su entrada en Madrid para escenificar la que él mismo hará en Bengasi, asegurando que "estas son las últimas horas de esta tragedia, llegaremos esta noche y no tendremos compasión". La comparación no es tan descabellada... El maestro Meneses lo decía hace unos días: "Europa hace con Libia lo que Francia y Reino Unido hicieron con España en 1936: Dejar que se maten los libios como se hizo con los españoles". Y no le falta razón.
Debemos escapar de las olas de optimismo que ya he podido leer en algunos medios esta mañana, porque de intervenciones militares fallidas está repleta la historia, porque EEUU no se puede permitir otro frente militar en Oriente, porque la zona de exclusión aérea nada hace contra los poderosos tanques de Gadafi que apuntan ya a Bengasi... ¿Qué hará la ONU si Gadafi consigue su objetivo? ¿Por qué la Liga Árabe no se ha desmarcado, por qué muestra su debilidad salvo cuando se trata de disparar el precio del petróleo? Habrá que esperar a los acontecimientos...
Y mientras, ojo, Occidente distraído del proceso democrático de Egipto, con 13 veces más población que Libia y epicentro de las revueltas sociales del norte de África.
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