Libia: Y después del bombardeo, ¿qué?
La ofensiva con el ejército de Gadafi ha sido más rápida y efectiva de lo que muchos esperaban. Las tropas del régimen se han visto obligadas a salir de Bengasi y parte del complejo palaciego del dictador ha sido derribado. Con todo, el jefe de la Liga Árabe, Amr Moussa, ha criticado los bombardeos asegurando que se desvían "del objetivo que era imponer una zona de exclusión aérea" para "proteger a los civiles" y no para "bombardear a otros civiles". Y es que en todos los medios encontramos la cifra de muertos a manos de las tropa de Gadafi -centenares- pero ningún dato de los caídos a manos de los aliados.
No voy a ser tan cínico en el análisis como algunos lo han sido, pidiendo intervención y cuando ésta se produce, aunque muy tarde, rechazarla (Por su puesto que siempre 'NO a la guerra', pero muchos de los que ahora se adhieren a esta etiqueta criticaban la pasividad de Occidente). Hay que mirar más allá. Me explico. EEUU ya ha sugerido que la operación no tiene por objetivo al dictador y que, de hecho, éste podría permanecer en el poder cuando todo haya acabado. Si esto sucede, si Gadafi no sale del poder y no es juzgado por lo que ha hecho, ¿qué conclusiones podremos sacar del conflicto? Si no se recupera la libertad, si los libios no consiguen la democracia que vienen reclamando, ¿habrá merecido la pena algo?
Pero vayamos al otro escenario posible, que Gadafi sí salga del poder y se abra el camino hacia esa democracia con la que a todos se nos ha llenado la boca. ¿Es realmente posible? El caso de Libia es muy distinto a Egipto, por ejemplo. Para empezar, los grupos de rebeldes tienen un objetivo común, Gadafi, pero eso es todo. En su mayoría están liderados por jefes tribales y ex militares del régimen -de rango medio, los altos se quedaron con el dictador-. En el caso de los primeros, lo líderes tribales, éstos llegaron a contar con mucho poder durante la dictadura de Gadafi, y la duda de si buscan realmente la democracia o hacerse con cuantos despojos del poder puedan está flotando en el aire.
Existen más diferencias respecto a Egipto y, para entenderlas, nos tenemos que remontar a la etapa más terrorista de Gadafi, en la década de los 80, cuando él mismo se encargaba de enviar a miles de libios a unirse a la jihad -guerra santa- en Afganistan. Su objetivo era alzarse líder del mundo islámico pero el tiro le salió por la culeta y, por el contrario, se encontró con esos libios de vuelta adorando a un Dios muy distinto.
Con estos mimbres, la pregunta es: si se derroca a Gadafi, ¿se echará a un lado Occidente para que sea el propio pueblo libio el que arme su propio cesto? ¿Asumirá la Comunidad Internacional el papel de testigo ante un advenimiento de una democracia islamista en lugar de una occidentalizada?
No voy a ser tan cínico en el análisis como algunos lo han sido, pidiendo intervención y cuando ésta se produce, aunque muy tarde, rechazarla (Por su puesto que siempre 'NO a la guerra', pero muchos de los que ahora se adhieren a esta etiqueta criticaban la pasividad de Occidente). Hay que mirar más allá. Me explico. EEUU ya ha sugerido que la operación no tiene por objetivo al dictador y que, de hecho, éste podría permanecer en el poder cuando todo haya acabado. Si esto sucede, si Gadafi no sale del poder y no es juzgado por lo que ha hecho, ¿qué conclusiones podremos sacar del conflicto? Si no se recupera la libertad, si los libios no consiguen la democracia que vienen reclamando, ¿habrá merecido la pena algo?
Pero vayamos al otro escenario posible, que Gadafi sí salga del poder y se abra el camino hacia esa democracia con la que a todos se nos ha llenado la boca. ¿Es realmente posible? El caso de Libia es muy distinto a Egipto, por ejemplo. Para empezar, los grupos de rebeldes tienen un objetivo común, Gadafi, pero eso es todo. En su mayoría están liderados por jefes tribales y ex militares del régimen -de rango medio, los altos se quedaron con el dictador-. En el caso de los primeros, lo líderes tribales, éstos llegaron a contar con mucho poder durante la dictadura de Gadafi, y la duda de si buscan realmente la democracia o hacerse con cuantos despojos del poder puedan está flotando en el aire.
Existen más diferencias respecto a Egipto y, para entenderlas, nos tenemos que remontar a la etapa más terrorista de Gadafi, en la década de los 80, cuando él mismo se encargaba de enviar a miles de libios a unirse a la jihad -guerra santa- en Afganistan. Su objetivo era alzarse líder del mundo islámico pero el tiro le salió por la culeta y, por el contrario, se encontró con esos libios de vuelta adorando a un Dios muy distinto.
Con estos mimbres, la pregunta es: si se derroca a Gadafi, ¿se echará a un lado Occidente para que sea el propio pueblo libio el que arme su propio cesto? ¿Asumirá la Comunidad Internacional el papel de testigo ante un advenimiento de una democracia islamista en lugar de una occidentalizada?
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