La inmigración como instrumento electoral
Se acercan las elecciones municipales y autonómicas y el colectivo inmigrante tendrá más peso que nunca, no tanto por el número de electores, que este año ya superan los 470.000 del total de unos 35 millones en toda España, sino por las políticas que los partidos desarrollen en torno a ellos.
Algunos políticos, como el popular Xavier García Albiol, aspirante a la alcaldía de Badalona, lo tiene claro: hay que echar a los inmigrantes a toda costa y, en ese sentido, ha generado en su localidad un sentimiento xenófobo, casi inquisitorial contra todo lo que huela a extranjero. Otros, en cambio, practican la indefinición, como es el caso de Rubalcaba, más amigo de eludir el debate sobre inmigración salvo que se le pregunte de frente; mientras, según desvela hoy El Mundo, solicita informes al a Policía Nacional sobre delincuencia e inmigración, admitiendo abiertamente que tales estadísticas tienen fines electorales.
Y en medio de estos planteamientos, ¿qué decimos los españoles? Pues nos movemos en el terreno de la hipocresía, como viene siendo la norma de los últimos tiempos: si por un lado un 44% aboga por respetar y mantener las distintas culturas y por fomentar la convivencia, el mismo porcentaje se muestra a favor de integrar a los inmigrantes para que adopten la cultura española. Sí, integrar, pero el español medio (54%) está a favor de la discriminación del inmigrante a la hora de hacer un contrato de trabajo.
SOS Racismo ha puesto en marcha una campaña contra el uso demagógico y populista de la inmigración en las próximas elecciones y, para ello, ha lazando un manifiesto al que todo el que quiera puede suscribirse. Y no vendría mal hacerlo, porque sin duda veremos en éstas y en las elecciones generales de 2012, este tipo de uso. Y es una pena, porque algún día, quizás no quede lejos, se volverá en nuestra contra. Ciudades como Nueva York, con más de 19 millones de habitantes, ya ha cambiado su ADN: por primera vez en la historia, el censo revela que el neoyorkino blanco es minoría, viéndose superado por la población negra, hispana y asiática. Y, ¿saben qué? Aunque le pese a muchos, eso no tiene por qué ser malo e, incluso, apuesto a que habrá mucho que agradecer a esa riqueza multicultural.
Y, no olviden que el populismo sólo es posible con sociedades poco formadas, incultas, mal informadas y que no piensan. Si le ponen remedio a eso, no caerán en las redes políticas de la demagogia, del discurso fácil hueco de contenido. Y será su salvación.
PD. Abajo las banderas YA.
Algunos políticos, como el popular Xavier García Albiol, aspirante a la alcaldía de Badalona, lo tiene claro: hay que echar a los inmigrantes a toda costa y, en ese sentido, ha generado en su localidad un sentimiento xenófobo, casi inquisitorial contra todo lo que huela a extranjero. Otros, en cambio, practican la indefinición, como es el caso de Rubalcaba, más amigo de eludir el debate sobre inmigración salvo que se le pregunte de frente; mientras, según desvela hoy El Mundo, solicita informes al a Policía Nacional sobre delincuencia e inmigración, admitiendo abiertamente que tales estadísticas tienen fines electorales.
Y en medio de estos planteamientos, ¿qué decimos los españoles? Pues nos movemos en el terreno de la hipocresía, como viene siendo la norma de los últimos tiempos: si por un lado un 44% aboga por respetar y mantener las distintas culturas y por fomentar la convivencia, el mismo porcentaje se muestra a favor de integrar a los inmigrantes para que adopten la cultura española. Sí, integrar, pero el español medio (54%) está a favor de la discriminación del inmigrante a la hora de hacer un contrato de trabajo.
SOS Racismo ha puesto en marcha una campaña contra el uso demagógico y populista de la inmigración en las próximas elecciones y, para ello, ha lazando un manifiesto al que todo el que quiera puede suscribirse. Y no vendría mal hacerlo, porque sin duda veremos en éstas y en las elecciones generales de 2012, este tipo de uso. Y es una pena, porque algún día, quizás no quede lejos, se volverá en nuestra contra. Ciudades como Nueva York, con más de 19 millones de habitantes, ya ha cambiado su ADN: por primera vez en la historia, el censo revela que el neoyorkino blanco es minoría, viéndose superado por la población negra, hispana y asiática. Y, ¿saben qué? Aunque le pese a muchos, eso no tiene por qué ser malo e, incluso, apuesto a que habrá mucho que agradecer a esa riqueza multicultural.
Y, no olviden que el populismo sólo es posible con sociedades poco formadas, incultas, mal informadas y que no piensan. Si le ponen remedio a eso, no caerán en las redes políticas de la demagogia, del discurso fácil hueco de contenido. Y será su salvación.
PD. Abajo las banderas YA.
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