Adiós a Schengen o sálvese quien pueda
La Unión Europea (UE) se tambalea. Es un hecho. A los gravísimos problemas económicos que atraviesa esta comunidad artificial -cada vez más, incluyendo países que se salen de la órbita estrictamente europea-, se suma otro mucho grave: el avance progresivo de la ultraderecha. En el ámbito económico, la grave situación que atraviesa Grecia genera una inestabilidad en toda la UE que difícilmente parece soportable. La fortaleza económica de Alemania y, sobre todo, su paciencia y generosidad, tienen un límite y cuando éste se agote nos enfrentaremos a una realidad, a un reto bien distinto.
Sin embargo, el avance de la ultraderecha se me antoja aún más grave. Su última manifestación se refleja en el control de las fronteras por parte del Gobierno de Dinamarca, rompiendo de este modo con el espacio Schengen. Es una mala noticia se mire desde el punto de vista que se mire. En primer lugar, porque quiebra uno de los pilares de la UE, el de la libre circulación de personas, y en segundo lugar, porque evidencia la incapacidad estructural y organizativa de los gobiernos para gestionar eficientemente un acuerdo que trae consigo más beneficios que desventajas. España, en principio, se ha mostrado contraria a ese control fronterizo e, incluso, ha apelado a la solidaridad, pero si la situación se generalizara en Europa, quizás ni siquiera haría falta esperar a 2012 con el cambio de gobierno para que nuestro país se sumara a la corriente. Quién sabe.
¿Estamos asistiendo a una ruptura del modelo de la UE? Es posible. El último bastión es, como siempre, es el origen, esto es, la 'Comunidad Económica Europea' (¿recuerdan? Los más jóvenes ni siquiera lo habrán oído nombrar) y, por tanto, el euro. Si la ultraderecha avanza a pasos agigantados, es muy posible que asistamos a un hundimiento del sistema monetario empujado por el 'sálvese quien pueda', obviando, como de hecho ya se está haciendo en algunos países como Dinamarca, la máxima de 'la unión hace la fuerza'.
Sin embargo, el avance de la ultraderecha se me antoja aún más grave. Su última manifestación se refleja en el control de las fronteras por parte del Gobierno de Dinamarca, rompiendo de este modo con el espacio Schengen. Es una mala noticia se mire desde el punto de vista que se mire. En primer lugar, porque quiebra uno de los pilares de la UE, el de la libre circulación de personas, y en segundo lugar, porque evidencia la incapacidad estructural y organizativa de los gobiernos para gestionar eficientemente un acuerdo que trae consigo más beneficios que desventajas. España, en principio, se ha mostrado contraria a ese control fronterizo e, incluso, ha apelado a la solidaridad, pero si la situación se generalizara en Europa, quizás ni siquiera haría falta esperar a 2012 con el cambio de gobierno para que nuestro país se sumara a la corriente. Quién sabe.
¿Estamos asistiendo a una ruptura del modelo de la UE? Es posible. El último bastión es, como siempre, es el origen, esto es, la 'Comunidad Económica Europea' (¿recuerdan? Los más jóvenes ni siquiera lo habrán oído nombrar) y, por tanto, el euro. Si la ultraderecha avanza a pasos agigantados, es muy posible que asistamos a un hundimiento del sistema monetario empujado por el 'sálvese quien pueda', obviando, como de hecho ya se está haciendo en algunos países como Dinamarca, la máxima de 'la unión hace la fuerza'.
Sin comentarios