Cae Barcelona, ¿le toca ahora a Sol?

Ayer, en un intento por centrar el Movimiento, se publicó un consenso de mínimos que, lejos de revitalizar el entusiasmo, lo minó aún más. En lugar de centrarse en líneas de actuación, lo hace en líneas de debate después de toda una semana. Es imposible centrar las reinvindicaciones basándose para ello en la abstracción y puntos como "separación efectiva de los poderes públicos".

Como apuntaba el otro día, afianzar iniciativas como las asambleas por barrios -a las que habría que acompañar de un calendario con fechas concretas de conclusiones y posterior actuación- sí suman, todo lo demás, resta. Y ya se ha restado mucho... al menos, insisto, en lo que quienes aguantan en Sol se empeñan en prolongar: la acampada. ¿Aguantará Madrid hasta el domingo cuando, presumiblemente se disuelva por sí misma? La verdad, no lo sé. Quizás el resultado del desalojo que está teniendo lugar ahora mismo en Barcelona sea determinante en la decisión de desalojo sí/desalojo no.

La pena es que la decisión equivocada ya se tomó antes. Y está pasando factura. Todo lo que tiene la capacidad de entusiasmar de manera contagiosa, también la tiene para decepcionar, por una mera cuestión de relación expectativas-resultados. No caigamos en la demogogia política que el Movimiento 15M quería combatir e interepretemos los resultados objetivamente, sin barrer para casa. No son lo esperado y eso tiene tufo de fracaso.