Si yo fuera político

Si yo fuera político, leería el manifiesto asambleario del Movimiento 15M.

Si yo fuera político, quiero decir, político profesional de esos que se ganan la vida a tiempo completo jugando a ser estadistas, estaría avergonzado.

Si yo fuera político, admitiría mi culpabilidad, lamentaría mis hechos y trataría de enmendarlos.

Si yo fuera político, no trataría de alinearme con el Movimiento 15M de Indignados, porque entendería que hacerlo es oportunista y, además, absurdo. ¿Cómo apoyar a quien me acusa directamente? Hacerlo es asumir mi culpabilidad de inmediato y mis hechos no dan pie a pensar que estoy confesando.

Si yo fuera político, no usaría el Movimiento 15M como arma arrojadiza contra mi oposición, pues no se trata de un movimiento partidista sino contra los partidos, también contra mi.

Si yo fuera político, no manipularía la información, no hablaría sólo de "jóvenes indignados", sino de movimiento global de rabia social, de reivindicación de libertad.

Si yo fuera político, ayer me habría echado a la calle cuando varias Juntas Electorales provinciales, con el beneplácito de las Delegaciones de Gobierno, cometieron un atentando en toda regla a la democracia, realizando un acto digno del caudillo, prohibiendo el derecho a reunión, a manifestación.

Si yo fuera político, no admitiría en privado, como ayer mismo hubo políticos del PSOE que van en las listas del 22M y me lo confesaron, que acuden todos los días a Sol, pero luego se callan en público.

Si yo fuera político, de esos que no van de líderes, de los que hacen el trabajo de trinchera para que brillen otros, echaría un pie atrás y me daría cuenta que el líder al que defiendo no es tan trigo limpio como vendo.

Si yo fuera político, probablemente, sentiría deseos de dejar de serlo hasta no conseguir de veras una democracia real  y, en todo caso, me dejaría los cuernos en conseguirlo pues es parte del servicio público que presto.


Afortunadamente, no soy político. Sólo soy un ciudadano indignado que se suma día a día a la revolución social que ha puesto a la clase política, los banqueros y empresarios contra las cuerdas. Sólo soy un ciudadano que ha hecho más por la democtracia en una semana que muchos de los presumen de hacerlo y, en realidad, se llenan los bolsillos con esa irrealidad democrática.
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