Indignados en Downing Street
Mientras todas los ojos se centran estos días en Grecia y su plan de
rescate, los líderes europeos miran de soslayo hacia Londres, donde el
Gobierno de Cameron se enfrenta una huelga del sector público. Tras
haber visto cómo su sueldo quedará congelado durante dos años -lo que a
efectos prácticos y dada la inflación es como una bajada de sueldo-, más
de 750.000 funcionarios protestan ahora por una reforma de las
pensiones que, aunque aún tiene flecos por cerrar, ya apunta a que
retrasará paulatinamente la edad hasta los 67 años -7 más de lo
establecido ahora-, además de subidas en su cotización.
La huelga no ha contado ni con el apoyo del principal partido de la oposición ni con el de todos los sindicatos y, con todo, parece que arrastrará a un buen puñado de indignados. Desde Downing Street, por ejemplo, esperan que cerca de 24.600 escuelas no puedan abrir hoy. Un sector del funcionariado prefiere aguardar a otoño para dar el do de pecho en sus protestas y eso puede debilitar en parte el seguimiento del paro de hoy, pero ahora o en otoño, la indignación ya es masiva.
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La huelga no ha contado ni con el apoyo del principal partido de la oposición ni con el de todos los sindicatos y, con todo, parece que arrastrará a un buen puñado de indignados. Desde Downing Street, por ejemplo, esperan que cerca de 24.600 escuelas no puedan abrir hoy. Un sector del funcionariado prefiere aguardar a otoño para dar el do de pecho en sus protestas y eso puede debilitar en parte el seguimiento del paro de hoy, pero ahora o en otoño, la indignación ya es masiva.
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