Telefónica a la alemana
Mientras media España se regodea por ver cómo los Botín son acusados de fraude fiscal -desear el mal en el bolsillo de los poderosos hace las veces de bálsamo-, Telefónica vuelve a ganar méritos para convertirse en una de las compañías más odiadas del país, por mucho que Fortune la situara a la cabeza de las telecos. Y es que ver cómo simultanea un ERE de 6.500 trabajadores con un beneficio neto que supera los 10.100 millones de euros o un sueldo para Alierta de casi 9 millones escuece. Ahora, rizando el rizo, propone a los sindicatos ligar el salario sólo a resultados, en un claro intento de exprimir a su fuerza comercial.
Este nuevo planteamiento a la alemana -muy del gusto de Merkel, que liga salario a productividad- plantea subidas anuales del salario base del 0,5% consolidable y otro 0,5% si se logran o se está cerca (entre el 97% y el 100%) de los objetivos de beneficio bruto. El poder adquisitivo de los trabajadores queda, pues, en el aire, sin garantías de superar el equivalente a la subida del IPC y estando aún más a expensas de la gestión de los directivos multimillonarios que en ocasiones se estrellan -aún se recuerda la memorable compra de licencias UMTS.
Es hora de que los sindicatos den el do de pecho, porque si ya por parte del Estado el ciudadano está perdiendo bienes sociales conseguidos con el sudor de muchos años, en el ámbito privado, en el laboral sucede lo mismo: las empresas están robando a los trabajadores derechos labores que, de perderlos, será muy complicado volver a recuperar. La productividad no se consigue exprimiendo al empleado; la productividad se logra con nuevos modelos de gestión mucho más inclusivos, lejos del 'método de plantación de algodón' que tanto gusta a los empresarios.
Si tributaran en función a sus "objetivos brutos" a lo mejor los trabajadores podrían alcanzar el 300% de los objetivos, pero esa perversa forma contable que según para qué presentan unas cifras u otras hacen que hagan lo que hagan siempre haya un trasvase del producto del saqueo de clientes y trabajadores a las cuentas de los directivos.
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