Ética y venganza en el PP

El 18 de mayo de 2010, el Tribunal Supremo (TS) considera que los trajes y regalos que el president de la Generalitat, Francisco Camps, supuestamente aceptó de forma repetida de la empresa dirigida por 'El Bigotes', responsable de la red Gürtel en Valencia, pueden constituir un delito de cohecho impropio.

Rita Barberá creía entonces que el fallo del alto tribunal era "aclaratorio en beneficio de la verdad que siempre ha mantenido el presidente Camps que no ha hecho nada". Un día después, su amigo íntimo Camps aseguraba que "me sostiene la verdad y voy a seguir hasta el final".  A finales de 2010, el senador del PP Julio de España, ex presidente de Les Corts, llegaba a decir que ese cohecho no era más "una cosa que se llama agradecimiento, y el agradecimiento ha creado una tradición en esta nación", para añadir después que que cuando entra en la casa de las personas que han ocupado cargos institucionales "no hay jamones porque se los habrán comido pero botellas de vino aún quedan".
Un año después, el PP está negociando con Camps que se declare culpable -y, por tanto, mentiroso confeso-, pague la multa pertinente y evite así ir a juicio para no tener que enfrentarse a un jurado popular. Eso implicaría una clara violación del famoso 'Código de Buenas Prácticas del Partido Popular', que establece que los máximos responsables de la formación "se abstendrán de toda actividad privada que pueda suponer un conflicto de intereses con el ejercicio de su función, y no aceptarán ningún trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja".

Pero, además, si uno acude al 'Código ético del PP', éste es tajante al afirmar que "constituirá motivo de expulsión inmediata del Partido, sin perjuicio de las responsabilidades de otra índole que pudieran deducirse, la utilización del propio nombre, posición o relación dentro del Partido o en un cargo público, para obtener lucro, trato o favor personal o beneficio para sí o para terceros".

Al margen de la catadura moral que exhibe estos días el PP, hay otro escollo para evitar que Camps se libre del jurado popular: Ricardo Costa, que también habría de hacer lo mismo y sus causas abiertas no se lo aconsejan. Pero tampoco su orgullo, pues Costa no olvida que Rajoy le apartó del partido, negándole la confianza que si ha venido mostrando con Camps. El propio Camps le mostró su apoyo, pero fue el que en último extremo le echó.

Y la venganza, hoy más que nunca y en el PP, se sirve fría, muy fría.
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2 comentarios

  1. NO TENEIS VERGUENZA!!!!!!!!!!!!!!
    ESTOS SON NADA MAS Y NADA MENOS QUE NUESTRA REPRESENTACIÓN!!!!!

    A POR ELLOOOOOOOOOS!!!!!!!!!!!!!!!!!

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